Las semillas son, junto a los frutos secos, un grupo de alimentos que suelen tener poco espacio en nuestra dieta. Hasta que descubrimos todas las bondades que poseen y que nos regalan, ya que pueden considerarse auténticos pequeños tesoros de la naturaleza.
Por si no te lo habías planteado nunca así, ten en cuenta que las semillas están repletas de nutrientes ya que se trata de la parte que algunas plantas utilizan para reproducirse, por eso están tan cargadas de proteínas, vitaminas, minerales y grasas saludables, muy beneficiosas para nuestra salud.
Están consideradas auténticos superalimentos ya que son muy densas a nivel nutricional, además de poseer una cualidad que vale la pena tener en cuenta: su alto poder saciante. Al ser una excelente fuente de grasas saludables, sobre todo ácidos grasos insaturados, tienen la capacidad de hacernos sentir satisfechos durante horas, ya que nos proporcionan energía de manera continua sin provocar grandes subidas del azúcar en sangre. Por eso son óptimas también en dietas enfocadas a la pérdida de peso o a la mejora de la composición corporal.
Son muy ricas en proteínas vegetales y en grasas saludables y destacan por su alto poder saciante
Además de ser ricas en grasas, también destacan por su buen aporte de micronutrientes tan importantes como el zinc, el magnesio, el selenio, el hierro o el calcio. Y este es el motivo que las hace un imprescindible especialmente en dietas vegetarianas o veganas o en las que hay poco aporte de alimentos de origen animal.
La mejor forma de consumirlas es en su estado crudo, sin salar y sin ningún tipo de aditivo, y no te costará nada encontrarlas en cualquier supermercado o tienda especializada en alimentación saludable o ecológica.
Si no sabes cómo incorporarlas a tus comidas, tienes un sinfín de posibilidades: en tus ensaladas, en las cremas de verduras, en los porridges o púdings de chía o avena, en el yogur o el kéfir, en los pasteles y dulces caseros, etc.
Estas son algunas de las más comunes que encontrarás en el mercado: