Los alimentos fermentados nos cuidan y nos regulan por dentro. Cada vez más expertos en salud y nutrición se fijan en el estado de nuestra microbiota, de donde pueden sacar mucha información referente a nuestra salud. Entre los factores que afectan a nuestras bacterias intestinales, la nutrición parece la más fácil de regular. Es por eso que recientemente el foco se pone en alimentos que sean una fuente de organismos probióticos que promuevan la salud, como son los alimentos fermentados, entre otros.
Las bebidas y los alimentos fermentados son aquellos que se elaboran mediante el crecimiento microbiano controlado
Aunque parezca una moda reciente, son elementos básicos de la dieta humana, consumidos desde el inicio de las civilizaciones y en todas las culturas, y que ahora vuelven a estar en el punto de mira por sus demostrados beneficios para la salud humana.
La fermentación en sí misma es un método biológico de conservación de alimentos y esta fue durante miles de años su principal función. Los alimentos producidos de esta forma tienen un menor riesgo de contaminación y, como resultado de la multitud de combinaciones de alimentos y microbios, existen cientos de tipos diferentes de fermentados. Aun así, la industrialización ha reducido su diversidad, particularmente en Occidente, pero recientemente han recuperado la popularidad por producirse artesanalmente y por su potencial de promoción de la salud.
Propiedades de los alimentos fermentados y sus beneficios
Los fermentados empezaron a estudiarse hace más de un siglo gracias a científicos como Elie Metchnikoff, quien descubrió en 1900 el efecto de las bacterias intestinales en nuestro organismo y que las propiedades de los yogures podían contribuir a mantener la salud y a prolongar la vida. Ahora se sabe con certeza que los alimentos fermentados pueden tener propiedades nutricionales debido a la transformación de sus componentes y gracias a sus microorganismos vivos que actúan como probióticos.
El consumo de alimentos fermentados aumenta potencialmente el número de bacterias en la dieta hasta 10.000 veces, por lo que consumirlos regularmente podría ser equivalente a introducir nuevos microbios en la microbiota intestinal. Esto podría servir para contrarrestar la dieta y el estilo de vida higiénico y desinfectado de los países desarrollados, así como compensar los efectos de las dietas pobres en nutrientes y altas en ultraprocesados.
Entre sus beneficios, el consumo de fermentados se asocia con la reducción del riesgo a padecer diabetes tipo 2, síndrome metabólico y enfermedades cardíacas, así como con una mejora en el control del peso corporal
Asimismo, los fermentados son una fuente de organismos probióticos que proporcionan a nuestro organismo diferentes tipos de bacterias saludables que benefician la composición de nuestra microbiota y su actividad. Además de sus efectos en la misma digestión, mejoran la salud gastrointestinal y la absorción de alimentos. Pueden ayudar a regular un desequilibrio microbiano, propio de la disbiosis, donde falta diversidad de microbiota o hay mayores niveles de bacterias dañinas y niveles reducidos de bacterias beneficiosas. Este desequilibrio intestinal puede alterar, además del intestino y las digestiones, el sistema inmunológico.
Los 5 fermentados más comunes
Los alimentos fermentados más comunes, por su disponibilidad en supermercados o por la facilidad de hacerlos en casa, son el kéfir, el té kombucha, el chucrut, el tempeh, el miso, el kimchi, el natto y el pan de masa madre. A continuación, analizamos cinco de ellos: