Comer se convierte en un comportamiento compulsivo que te hace perder completamente el placer de saborear lo que estás comiendo, porque si se come por necesidad psicológica, de atención y cariño porque se hace muy seguido, como una sensación de ansia, violenta, que te hace sentir malestar hasta que no comas ese alimento prohibido.
Se trata de la ansiedad por la comida, precisamente. ¿Cómo conseguir derrotarla y restablecer una buena relación con la comida? Hemos hablado con Floriana Ventura, psicóloga especializada en psicoterapia cognitiva del comportamiento.
¿Cómo hacer para evitar el ansia por la comida?
Manteniéndola a raya. Esta forma de alimentarse, que experimentan muchísimas personas con sobrepeso y obesas, responde a una necesidad psicológica de reconocimiento, atención y cuidado, resulta que en vez de encontrar la satisfacción natural en la búsqueda de caricias, mimos y afecto, se centran en la satisfacción alimentaria, que conduce a una sobrealimentación y sobre todo al sentimiento de culpa, rabia y a veces también depresión.
La ansiedad, sin embargo, se pasa después de pocos minutos, de 3 a 10, por lo que, para aprender a gestionar este enemigo del peso y de la mente, al principio será suficiente saber esperar a que pase, quizás ayudándose con actividades que distraigan (placenteras) nuestra atención hacia otra cosa, es por ello que podemos utilizar alguna técnica cognitiva, de las que se usan en terapias cognitivas del comportamiento, basada en la modificación gradual de los pensamientos.
¿Cuál es la estrategia para reestablecer una buena relación con la comida?
Para reestablecer una buena relación con la comida es útil reflexionar sobre las ventajas y desventajas del comportamiento alimentario. Siendo conscientes de esto, es posible aprender a identificar las causas de las situaciones en las que se consume comida para mitigar, erróneamente, una necesidad psicológica, de modo que se pueda prevenir encontrando un camino alternativo.
Es decir, si me siento frustrado, no me pongo a comer, ya que esto me genera indudablemente un inconveniente, pero encuentro una solución más útil, como, por ejemplo, llamar a un amigo, salir a dar un paseo y cosas similares.
¿Podrías sugerir alguna actividad para realizar cada día?
Se pueden utilizar estos simples trucos:
- Pensar y escribir todas las ventajas relacionadas con el adelgazamiento y releer la lista cada vez que baje la motivación.
- Comer siempre sentado y lentamente, sin distracciones.
- Hacer la compra con el estómago lleno y con una lista preparada.
- Llevar y tener siempre a mano una bebida light o de cero calorías para combatir el deseo de ansia de algo dulce.
¿Existen comidas a evitar, por qué favorecen los mecanismos psicológicos negativos?
La ingesta de dulces y en general de carbohidratos como pasta y pan producen un elevado pico glucémico, que a su vez produce también un alto pico de insulina. Esta situación provoca la desagradable sensación de vacío en el estómago (incluso tan solo 2 horas después de terminar el almuerzo), que induce de nuevo al deseo de comer algo dulce. Un círculo vicioso perverso que se interrumpe limitando al mínimo la ingesta de azúcares.
¿Cuáles son los alimentos que por el contrario te ayudan?
Sobre todo comidas de sabor amargo, como el de algunas verduras, en vez de atiborrarse de dulces, que poco a poco se pueden reintroducir hacia un camino alimentario más saludable.
¿Es importante trabajar sobre la cantidad de porciones que se comen? ¿Y sobre el número de comidas diarias?
Los nutricionistas lo dicen en voz alta: porciones moderadas y al menos 5 comidas al día, 3 de ellas principales (desayuno, comida y cena) y 2 tentempiés, uno a media mañana y el otro a media tarde. Alguno recomienda también un tentempié después de cenar. Estas pequeñas comidas, a menudo se subestiman por quien está a dieta, sin embargo son importantísimas porque sirven para acelerar el metabolismo y por tanto consumir más calorías
¿Puede ser útil comer junto a otras personas, en vez de hacerlo solo?
Rotundamente sí. En primer lugar, porque la compañía equivale a compartir y ayuda a enriquecer la propia vida de experiencias psicológicamente nutritivas, en segundo lugar, porque la presencia de otras personas puede transformarse en un estímulo para no caer en la tentación de ciertas comidas.