Dicen que en el equilibrio está la virtud, así que hay que intentar aplicar ese aspecto a todos los ámbitos, sobre todo a la alimentación. Se ha comprobado miles de veces que las dietas restrictivas o prohibirte a ti mismo comer un tipo de producto no sirve para nada.
Y eso se aplica a todo tipo de productos, no solo a la comida basura. Mientras que algunas dietas milagro aseguran que lo mejor es reducir al mínimo el consumo de carne, la ciencia, los nutricionistas y los expertos en alimentación recomiendan el consumo de carnes magras tres o cuatro veces por semana para cubrir adecuadamente las necesidades de nuestro organismo.
Propiedades de la carne magra
La carne de porcino de capa blanca es una carne magra, con un alto valor biológico y nutricional, que aporta los nutrientes que necesitamos, ya que incluye:
- Proteínas de alto valor biológico
- Todos los aminoácidos esenciales
- Minerales como el hierro y el zinc
- Vitaminas del grupo B, que permiten el correcto funcionamiento del sistema nervioso e inmunitario
Es un error prescindir de todo eso que aporta la proteína animal o sustituirla por productos que imitan su sabor o su aspecto, pero no tienen sus propiedades. Aunque no se note en ese momento, a largo plazo la salud está empeorando. En general, su carencia deteriora el sistema nervioso y provoca en muchos casos tendencia a padecer anemia, ya que el hierro que aporta tiene una biodisponiblidad muy superior que el de los vegetales.
Otro dato importante es que la vitamina B12, que prácticamente está solo en la carne, es esencial para el desarrollo de los glóbulos rojos y el cerebro. Aunque se suplemente, eso solo cubre parcialmente su falta por no comer carne.
Además, una parte importante de los ácidos grasos de los cortes magros son fundamentalmente monoinsaturados, sobre todo ácido oleico.

9 alimentos ricos en vitamina B12
La carne de cerdo, esencial en la dieta mediterránea
A eso hay que añadir que los constantes avances en I+D de la industria porcina están permitiendo elaborar productos más saludables, con menos sal y grasa y fácilmente digeribles; por lo que se adaptan totalmente a las demandas de los consumidores actuales.
Todo ello convierte a la carne de cerdo y sus productos derivados en esenciales para una alimentación completa y equilibrada. No en vano los productos porcinos forman parte de la dieta mediterránea, que se basa en la combinación y consumo racional de alimentos vegetales, animales, naturales y de proximidad.
La dieta mediterránea, de la que forma parte la carne, es mundialmente conocida como una de las más saludables
Más allá de opiniones personales o ‘dietas milagro’ que se ponen de moda sin más recorrido temporal que lo que tarda en aparecer la siguiente, la milenaria dieta mediterránea es mundialmente reconocida por expertos en nutrición como una de las más saludables, así como por ser uno de los factores que nos ha llevado a tener en España la esperanza de vida más alta del mundo. Un resultado al que contribuyen todos sus ingredientes, entre ellos la carne y los productos de porcino de capa blanca.