La comida ecológica cada vez está más de moda, y esto también se traslada al terreno de la carne. Los veganos y vegetarianos no tienen por qué preocuparse porque no consumen ningún tipo de carne animal, pero los omnívoros pueden apostar por una opción menos nociva como es la carne ecológica, sobre todo después de las recomendaciones de la OMS sobre un consumo más moderado de carne roja.
La carne ecológica proviene de animales criados en condiciones naturales, al aire libre, en libertad y eso se nota en la calidad del producto. Su sabor es más intenso, tiene mejor color, más firmeza y menos grasa que la que se produce con métodos convencionales. A pesar de que es más cara, su consumo es bueno para nuestra salud y para la de nuestro planeta, así que lo mejor es priorirzar su consumo y considerarlo una inversión en salud y sostenibilidad. En ese sentido, recuerda que no es necesario comer carne cada día y que en el mundo vegetal hay fuentes de proteínas de alta calidad, como las legumbres, los frutos secos, las semillas o los pseudocereales como la quinoa o el trigo sarraceno, que puedes priorizar en tu menú semanal.
Para asegurarte de que se trata realmente de carne ecológica no basta con qué te lo diga el carnicero o que lo ponga escrito en el envase, hay que comprobar que el producto lleve el sello ecológico. Este sello indica al consumidor que el alimento cumple con las normas de sanidad, medio ambiente y bienestar animal, a través un control exhaustivo. Se trada de una norma oficial promovida por la Unión Europea para asegurar la buena calidad de los productos ecológicos.