Como cada verano, han llegado las temidas olas de calor. Puede que nos despertemos mal dormidos, ya que las altas temperaturas no nos han dejado descansar, que perdamos el apetito, que nos sintamos más cansados o con menos energía o que perdamos el interés o las ganas de practicar deporte. Los efectos son muchos y, a menudo, nos impiden llevar a cabo ciertas rutinas.
La AEMET ya ha avisado de que esta ola de calor actual podría ser “la más potente” y “significativa” en intensidad y extensión para los meses de julio y agosto en la historia de España. Su portaqvoz, Cayetano Torres, ha explicado que la ola de calor se inició oficialmente el día 10 de julio y, en principio, terminará el día 16, pero que en los días posteriores también habrá temperaturas extremas: "Con varios días seguidos superando temperaturas de 44 grados, que son un disparate, esto tiene un alto peligro para la salud humana”.
La temperatura máxima registrada en España se alcanzó el pasado 14 de agosto de 2021 en la Rambla (Córdoba), con 47,7 grados. Una situación parecida a la actual ocurrió con la ola de calor de julio de 1975, con durante cuatro días superando los 40 grados. Por eso, Torres ha recalcado que con 44 grados varios días seguidos se genera una gran vulnerabilidad a la salud humana y exige seguir medidas de prevención.
La buena noticia es que, a pesar de que no podemos cambiar la temperatura exterior, sí que tenemos a nuestro alcance formas naturales de combatirla: adaptar nuestra alimentación a la estación de verano y conseguir, así, enfriar nuestro cuerpo desde dentro y evitar los temidos golpes de calor. ¿Por dónde empezamos?