Comer sano mientras se viaja se convierte a menudo en una misión imposible. Las comidas de trabajo, menús de avión, sándwiches y cambios en los horarios pueden pasar factura, perjudicar las digestiones, aumentar el riesgo de colesterol y, por supuesto, producir sobrepeso. Sin embargo, existen algunos trucos que pueden combatirlo.
Se recomienda averiguar en qué restaurante se va a celebrar la comida de trabajo. Muchos de estos establecimientos ofrecen información de sus cartas en sus páginas web. Al revisarla con antelación se puede optar por platos más saludables.
Otra de las recomendaciones es anticipar que se desea un menú vegetariano o mediterráneo ya que suelen ser más sanos y bajos en calorías. Tomar ensaladas y platos a la plancha, insistiendo en que no se añadan salsas que aumenten el contenido calórico podrá evitar los excesos.Si el menú está cerrado, debe intentarse comer menos cantidad y reforzar la dieta diaria con tentempiés como batidos de frutas u hortalizas y yogur, así como frutos secos como las nueces.
Los menús de avión también son ricos en hidratos de carbono, salsas y grasas saturadas aunque cada vez más aerolíneas ofrecen alternativas saludables. Es conveniente acceder a la página de información de la empresa y enterarse de qué comida se va a servir a bordo así como si existe la posibilidad de solicitar menús especiales para diabéticos, celíacos o vegetarianos.
Comer sano cuando se viaja es posible
Conocer el menú a través de las páginas web de los restaurantes o las compañías aéreas, comer poca cantidad o decantarse por menús vegetarianos o japoneses mejorarán la calidad de la dieta cuando se viaja.
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