La merienda es un tentempié que no todo el mundo toma aunque sea importante, ya que es el que nos permite llegar a la cena sin tanta hambre, evitando que nos peguemos un festín por la noche. Muchas veces, asociamos la merienda con comer cualquier cosa, de paso, cualquier alimento ultraprocesado o poco saludable, pero no tiene porque ser así si sabes prepararlo de forma sana y rica. Los niños, además, son los más adeptos a las meriendas, ya que estas suelen ser dulces o su bocadillo preferido, es su momento para disfrutar después del colegio. Por eso, es muy importante que sea sano, no solo si es para los más pequeños, sino también para los mayores. Te dejamos algunos trucos para que tu merienda, o la de tus hijos, sea saludable y la podáis disfrutar a la vez.
Igual para niños que para adultos.
Los adultos no deben merendar de forma diferente a los niños pero “muchas madres creen que sus hijos han de tomar alimentos más fáciles, muchos de ellos nada saludables y muy procesados”, reconoce Adriana Oroz, dietista-nutricionista de Alimmenta. Sin embargo, “la merienda puede ser igual para adultos y niños”, recalca. Cómo ya hemos comentado anteriormente, una merienda debería ser igual para todas las edades y no es recomendable dar a los niños algo que “seguro que les va a gustar” en vez de una opción más saludable que, probablemente, también les agrade y les aporte muchos más nutrientes que un bollo ultraprocesado.
Haz que prueben cosas nuevas.
El objetivo es acostumbrar a los hijos a nuevos sabores, texturas y combinaciones para que su merienda sea cada vez más sana. Y ellos opten por comer así con el tiempo. La cosa es para asustarse: en la actualidad, la mayoría de niños merienda paquetes y envoltorios de colores con personajes de la tele, productos llenos a rebosar de azúcares y grasas insanas, bocadillos de pan blanco con embutido, etc. Las bebidas no son mejores: tetrabriks de zumos, bebidas azucaradas, etc. Un buen sustituto del típico tetrabrik de zumo es la fruta fresca, se la puedes preparar ya cortada para que le sea más fácil comerla.
Ellos también pueden preparar su merienda.
“Una táctica que da buenos resultados”, señala la nutricionistadietista Ana Amengual del Centro Júlia Farré, “es animar a los hijos a participar en la preparación de la merienda, dándoles a elegir solamente entre alimentos saludables”. He aquí unas cuantas opciones: bocadillos de pan integral con atún, bonito o caballa; sándwiches vegetales (tomate, lechuga, aros de cebolleta fresca o rehogada, pisto, escalibada…); cereales en grano o en copos (avena, maíz) o inflados sin azúcar (quinoa, maíz, espelta, etc.); bizcochos caseros con harina integral, leche y dátiles (en lugar de azúcar); batidos caseros de leche y plátano; brochetas mixtas de fruta y queso; yogur con pasas o con frutos secos…
Una merienda de matrícula de honor.
Aunque no existen recetas universales que gusten a todos los niños, el dietista-nutricionista Jaume Giménez y la socióloga de la alimentación, Yolanda Fleta, proponen esta merienda en el libro Coaching nutricional para niños y padres (Grijalbo): un sándwich de pan integral con aguacate y nueces con un vaso de bebida vegetal con canela.
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