Son platos ligeros, de fácil digestión y con mucha proteína vegetal. Pónselo fácil a tu cuerpo y despídete de las toxinas. Para lograrlo, no hay nada mejor que bajar el ritmo, hidratarnos más y mejor y tomar alimentos que nuestro sistema digestivo agradecerá. Detoxificarnos es, al fin y al cabo, alejar nuestro cuerpo de tóxicos –alcohol y tabaco– pero también de productos ultraprocesados, grasas saturadas y azúcar blanco. Muchos nutricionistas recelan del concepto ‘detox’ pero muchos otros reconocen que lo practican a su manera. La nutricionista Conchita Vidales es una ferviente defensora de darle una tregua al organismo. “Suelo hacer un día détox para dar descanso a los riñones y al hígado, aportar vitaminas y antioxidantes y renovar las células”, explica Vidales.
EL HÍGADO, LA FÁBRICA ‘DETOX’
Cuando nos sentimos hinchadas, más cansadas o decaídas es el momento de poner remedio. Descansar, dormir y reconducir la alimentación es el método más eficaz. Las curas de detoxificación pueden realizarse cuando se necesita un plus de energía y vitalidad o, cuando las prisas y el estrés, nos han alejado de los buenos hábitos. No hay un único método para llevarlas a cabo: hay quien apuesta por los zumos verdes o por comer tan solo vegetales. Las crucíferas, el ajo, los espárragos o los puerros contribuyen a limpiar el hígado. El limón es también un aliado de este órgano clave para depurar el cuerpo. Los mucílagos –las semillas de chía o de lino– permiten acelerar el tránsito y la evacuación intestinal. Algunas plantas como el regaliz, el romero o el cardo mariano también son potentes limpiadores del organismo. Hacer ejercicio o meterse en una sauna es una ayudita extra que nunca viene mal en este proceso de ‘detox’.
LLENA TU PLATO DE PROTEÍNAS VEGETALES
SI LAS COMPLEMENTAS TE NUTRIRÁS MEJOR.
Ninguna proteína de origen vegetal contiene por sí sola todos los aminoácidos esenciales. La clave está en combinarlas con ingenio. Si mezclas cereales como el arroz, el trigo, el maíz a leguminosas como lentejas o guisantes cubrirás todas las necesidades. Lo ideal, comerlas en la misma comida o, si no, a lo largo del mismo día. Si además lo complementas con almendras, avellanas o nueces, mucho mejor. Los lácteos y los huevos también son un buen aliado para que las proteínas vegetales sean más interesantes y te aporten mejores nutrientes.
TE SACIAN MÁS.
Los alimentos que contienen proteínas vegetales tienen un índice glucémico bajo, algo que les confiere un efecto saciante que las hace interesantes tanto si no quieres engordar como para prevenir enfermedades metabólicas como la diabetes.
ABRE LA PUERTA A LOS GERMINADOS.
Son recomendables los brotes tiernos de leguminosas (de garbanzos o de lentejas), de cereales (espelta, trigo...) o de plantas oleaginosas (girasol, calabaza...) que puedes preparar en casa o comprar directamente en la sección de productos frescos de productos ecológicos.