La pérdida y el control de peso son dos temas muy populares entre la población. En el campo científico hay suficiente evidencia para afirmar que, si bien las dietas pueden producir resultados iniciales visibles, estos efectos deseados desaparecen en gran medida después de un año. Lo que sugiere que las personas que están interesadas en cambiar su composición física y mantenerla necesitan, siempre de la mano de un dietista o nutricionista, un plan más sostenible a largo plazo que simplemente una dieta.
Y sobre esta idea versa el nuevo libro de Gabriela Uriarte, Hacer dieta engorda, que dedica sus páginas a hacernos salir del bucle de la cultura de la dieta, así como a desprogramar la idea de que los números, el peso ideal y los cuerpos delgados son siempre un sinónimo de salud, cuando no siempre es así.
Más de 270.000 personas conocen a Gabriela Uriarte por su cuenta en Instagram (@gu_nutricion), una de las más seguidas en el sector de la nutrición en España, desde la cual comparte y divulga información sobre nutrición, buenos hábitos y consejos para mejorar nuestra relación con la comida. Empezó en 2013 y en estos 8 años ella ha ido compartiendo sus conocimientos de forma directa, natural y realista. Mientras que su perfil ha ido evolucionando para divulgar de forma más flexible y alejándose de la cultura de la dieta.
Gabriela Uriarte escribe este nuevo libro muy en línea con el anterior, con una parte teórica y la otra práctica. En la primera parte, donde se entra en materia, encontraremos consejos para salir de la espiral de estar toda la vida a dieta, seguida de una planificación para crear menús equilibrados con nuevas recetas sencillas y saludables.
En este libro se habla de la cultura de la dieta y seguramente, en consulta, tratarás diariamente con este concepto. Pero, ¿has pasado por esto o has hecho alguna dieta a lo largo de tu vida? ¿Qué te liberó de ella?
Dieta como tal no he hecho. Pero sí que he vivido esta violencia estética de no tener un cuerpo normativo. Siempre he sido muy chicarrona, una mujer alta y con curvas, y además con una personalidad muy fuerte. ¡Te puedes imaginar! Como profesional, sí que he tenido que liberarme de muchas cosas. O, mejor dicho, desaprender y reajustarme para posicionarme y ayudar de verdad a mejorar la salud y composición corporal a quienes pedían mi ayuda.
¿Cuál crees que es la etapa más crucial en la que nuestra relación con la comida y la imagen corporal puede empezar a distorsionarse? ¿Puede ser en cualquier momento de la vida, o hay unas edades más propensas a ello?
A esta pregunta debería contestar un psicólogo o psicóloga, pero como nutricionista puedo constatar que hay dos factores que se repiten, que son comunes y, creo que prevenibles. El primer factor es la presión familiar: los típicos comentarios que nos dicen que deberíamos perder peso o que comparan o critican cuerpos. En definitiva, esa violencia estética que se ejerce muchas veces en círculos familiares. En segundo lugar, el momento más propenso para asumir estas asociaciones es la etapa infantil y adolescente, donde todo es más tierno y todo tiende a distorsionarse con más facilidad.
Lo que nos engorda realmente es estar toda la vida a dieta, y jugar a un yo-yo con nuestro peso
¿Qué factores nos hacen empeorar nuestra relación con la comida a lo largo de la vida? ¿Qué nos engorda realmente?
Puede que resulte contradictorio, pero lo que nos engorda realmente es estar toda la vida a dieta, y jugar a un yo-yo con nuestro peso. Otros puntos son el pequeño picoteo, y que subestimamos lo que comemos y sobreestimamos el ejercicio que hacemos.
¿Cómo manejas y enfocas la palabra “dieta” en consulta?
La palabra dieta es una palabra correcta, pero es un concepto tan prostituido que quizás estaría bien reformularlo. A la persona que solicita nuestra ayuda y que lo necesita, se le entregan indicaciones, pautas, menús. Y puede que el lector esté pensando que son dietas. Pero ahí está el error. Nuestro enfoque no tiene las características de una dieta (muy hipocalórica, con listas de prohibiciones…) sino que, además de las recomendaciones, lo que pretendemos es educar el criterio de las personas para que sean ellas que decidan qué hacer en cada momento.
El cambio debe ser consecuencia de unos buenos hábitos para que sea sostenible
¿Es importante centrarse en el peso en consulta?
En consulta no nos centramos en el peso como indicador único de éxito. Si se busca mejorar la composición corporal o perder grasa, el cambio debe ser consecuencia de unos buenos hábitos para que sea sostenible y, sobre todo, la persona acabe con más salud con la que empezó el proceso.
¿Crees que en algún futuro terminaremos con la gordofobia, concepto al que dedicas un apartado en el libro?
No sé cuándo se empezó a relacionar la delgadez con salud, pero desde luego que no ha sido siempre así. Ahora confundimos delgadez con salud, y obesidad con enfermedad. Un exceso grande de grasa por supuesto que es un factor de riesgo, como puede ser la piel blanca para el melanoma, por ejemplo. Pero puede haber salud en todas las tallas.
Y, en cualquier caso, que una persona tenga obesidad no quiere decir que esté justificado el estigma ni la violencia que estas personas reciben a diario. Más aún cuando tenemos suficiente evidencia científica para decir que el estigma del peso produce deterioro en la salud mental y física de la persona que lo sufre.
Que en el siglo XXI tengamos que recordar que todas las personas enfermas, o no, merecen respeto me parece más peligroso que la propia obesidad en sí. Hablamos de gordofobia pero no me quiero olvidar de aquellas personas que por el contrario coman lo que coman están muy delgadas y que reciben estigma y violencia de igual manera.
Puede haber salud en todas las tallas
En tu nuevo libro hay una frase que afirma que obsesionarse con estar saludable no es salud, sino obsesión. ¿Dónde están los límites de esta obsesión y cuáles son las señales de alarma?
Esto también lo debería responder un psicólogo o psicóloga, pero yo diría que pensar la mayor parte del día en comida, que tu imagen corporal te limite en tu día a día, comer a escondidas o que la comida gobierne tus decisiones son algunas señales de alarma.
Ahora que viene Navidad y, con ella, momentos de reunión alrededor de una mesa, ¿cómo nos comportamos y cómo repercute esto a las restricciones de inicio de año?
Ahora entramos en el todo vale, en la resignación y, en este caso, en el descontrol con la comida. Cuando llega enero la reacción a esta acción es de la misma magnitud, pero en sentido opuesto.
En el libro se establece una conexión directa entre nutrición y psicología, teniendo en cuenta que muchos de los comportamientos alimenticios no se rigen solo por necesidades físicas sino también por emociones, comportamientos, hábitos y necesidades psicológicas. ¿Cómo es esta relación?
Es fácil: no solamente comemos para saciarnos. Comemos para muchas cosas más. Para tener un equilibrio y una alimentación nutritiva y saludable tiene que haber salud. Sin salud mental no hay salud.
El estigma del peso produce deterioro en la salud mental y física de la persona que lo sufre
¿Se observan mejores resultados cuando se combina nutrición con psicología?
No creo que todos los procesos necesiten de apoyo psicológico, pero sí que hay muchos de ellos que se han beneficiado y se han sanado gracias a la combinación del trabajo interdisciplinar, sin ninguna duda.
¿Se sale de la cultura de la dieta?
Se sale. ¡Vaya que sí se sale! Lo fuerte es que una vez que sales del matrix del mundo de la dieta ya no puedes volver atrás, y lo identificas en muchos otros ámbitos.
¿Por qué es tan básico dormir mucho y bien si se quiere perder grasa?
La falta de sueño supone falta de oportunidad para que se den procesos clave de la salud. Además, cuando no dormimos bien tenemos esa sensación resacosa que hace que no estemos en condiciones óptimas.
¿Tendríamos que aprender más sobre nutrición o desaprender lo que sabemos?
Creo que estamos sobreinformados y desinformados a la vez. A más de uno le recomendaría hacer una buena limpieza de todos aquellos perfiles que le hagan sentir mal y que se alíen con el perfeccionismo y altas expectativas en lo que a alimentación y cuerpo se refiere.