Estas galletitas de avena y manzana son muy sencillas, rápidas de preparar y, ¡deliciosas! Además son veganas ya que no llevan ni leche ni huevo. Ah, ni tampoco azúcar.
Su ingrediente principal es la avena, un cereal rico en minerales, vitaminas del grupo B y betaglucano, un componente que absorbe el colesterol, facilitando su eliminación de forma natural. Además es el cereal con más alto contenido en proteínas, ya que contiene 6 de los 8 aminoácidos esenciales que el organismo necesita obtener a través de la dieta, para su correcto funcionamiento.
Las semillas de sésamo son otro de los ingredientes que utilizaremos en esta receta de galletas de avena y manzana, ya que son muy ricas en ácidos grasos esenciales y una de las mayores fuentes de calcio de origen vegetal que existen.
Con el rico toque de la canela y el aceite de coco, estas galletas de avena dejarán un aroma delicioso en tu casa cada vez que las prepares y las puedes tomar en el desayuno, en la merienda o entre horas… ¡siempre será un buen momento!
INGREDIENTES:
1/2 taza de harina de avena
1/2 taza de copos de avena
3 cucharadas rasas de sésamo crudo
3 cucharadas rasas de manzana rallada
6 cucharadas de aceite de coco previamente derretido
3 cucharadas rasas de pasas sultanas
2 cucharadas de sirope de ágave
1 y 1/2 cucharadas de canela en polvo
una pizca de sal
PREPARACIÓN:
Echar todos los ingredientes en un bol hasta que todo quede bien mezclado.
Queda una mezcla blandita, por lo que hay que ir cogiendo un poco con una cuchara, prensarla con las manos y formar una galletita no muy grande y bastante fina para que se hagan mejor en el horno (humedecer un poco las manos para que no se pegue la masa).
Colocarlas en una bandeja de horno forrada con papel y hornearlas a 180ºC hasta que empiecen a estar doraditas (dependiendo del horno, entre 15 y 20 minutos, ya que cada horno es diferente).
Sacarlas con mucho cuidado, porque estarán blandas y se pueden romper y ponerlas en una rejilla hasta que se enfríen del todo.
Cuando las galletas de avena y manzana estén frías habrán endurecido y estarán crujientes y deliciosas para degustarlas. Si las haces más gruesas también quedarán crujientes y muy ricas para tomar recién hechas, pero el interior puede quedar más blando y si las guardas para el día siguiente, tener una textura un poco gomosa.