Su nombre científico es Ananas sativus. En la actualidad, es una de las frutas más comunes de nuestra dieta y un ingre- diente con múltiples posibilidades para la gastronomía. Por lo general, el atractivo culinario de la piña reside básicamente en su sabor dulce y jugoso y en su no- table poder refrescante; sin embargo, al consumirla se obtienen ?muchas veces sin ser conscientes de ello? multitud de beneficios para el organismo.
Existen diferentes tipos de piña. En nuestro territorio, las variedades más comunes son la Reina, de tamaño reducido y cultivada en los países del océano Índico; la Caiena, de sabor ácido, y la Red Spanish, empleada principalmente para realizar conservas. Independientemente de la variedad que se consuma, se trata de una fruta con mucha presencia en nuestra gastronomía, ya que su sabor, olor y textura la convierten en un elemento ideal para preparar todo tipo de entrantes, salsas y postres.
La piña es rica en vitamina C y minerales como el hierro o el potasio. Además, contiene una enzima, la bromelina, utilizada para diversos fines terapéuticos. Asimismo, aporta una importante cantidad de fibra, por lo que resulta un excelente diurético. Entre los beneficios atribuidos a esta fruta encontramos: su poder para regular la insulina en la sangre, su capacidad para disminuir el colesterol, una acción normalizadora de la flora intestinal y su efecto para eliminar toxinas.
Además, esta fruta también tiene propiedades antiinflamatorias y resulta un poderoso mucolítico y fluidificante. Y es que incluyendo la piña en nuestra dieta habitual, según los expertos, se pueden obtener una gran lista de consecuencias positivas para el organismo: puede ayudar a regular la menstruación, reducir la fiebre, aliviar la acidez de estó- mago y prevenir la aparición del cáncer. Además, por si fuera poco, se le atribu- yen efectos afrodisiacos, se dice de ella que es capaz de combatir la celulitis y que, gracias a su poder antioxidante, ayuda a envejecer más despacio.