Las semillas de comino negro, también conocidas como ajenuz, fortalecen eficazmente el sistema inmunológico y reducen las infecciones. Utilizadas en los países mediterráneos desde la antigüedad, estos granos contienen numerosas vitaminas, ácidos grasos esenciales omega 6, hierro y fósforo. Su consumo refuerza las defensas del organismo contra la acción de bacterias, virus, hongos y parásitos.
La semilla negra, además, tiene propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y antibacteriales y es eficaz para tratar dolores de cabeza, migrañas y alergias. Está indicada para los problemas reumáticos y los estados de nerviosismo y debilidad, puesto que tiene un efecto calmante. Por ese motivo, también se recomienda su consumo para evitar problemas de insomnio y descansar mejor por las noches.
El aceite de semilla negra, por su parte, ayuda a aliviar los dolores de espalda y articulaciones y previene los calambres musculares. También relaja los músculos respiratorios, aclara la voz, facilita las expectoraciones y está indicado para tratar eczemas o quemaduras en la piel. Para un masaje más relajante, se recomienda mezclar a partes iguales aceite de semilla negra con aceite de jojoba o karité.
La semilla negra, un aliado medicinal
Esta planta aromática de Oriente Medio tiene múltiples propiedades terapéuticas y es un remedio efectivo para prevenir infecciones y dolores musculares.
