Conocido como un remedio natural para la salud, el ajo ha sido utilizado a lo largo del tiempo para el tratamiento de diversas dolencias. En casi todos los países del mundo, es muy fácil de producir, por lo que se puede consumir fresco o cocinado, sólo o con otros alimentos.
Si bien es muy fácil de almacenar el producto fresco en nuestro armario para un uso diario, el ajo también se puede encontrar en el mercado en polvo o incluso en forma de copos secos. Curiosamente, son igual de eficaces que la versión natural.
El ajo fortalece el sistema inmunológico y ayuda a combatir las infecciones respiratorias como la tos y la congestión, por lo que en los meses de invierno se trata de un alimento ideal para fortalecer las defensas y evitar gripes y resfriados. Además, el ajo contribuye a mejorar la circulación sanguínea, de ahí que esté indicado para combatir la hipertensión arterial y para mantener los niveles correctos de colesterol.
Por otra parte, esta hierba también tienen la capacidad de prevenir múltiples tipos de cáncer. Los tumores en casos de cáncer vesical, cáncer de próstata, cáncer de mama, cáncer de colon y cáncer estomacal han demostrado reducirse al ser tratados con ajo. Asimismo, el ajo contiene una buena dosis de vitamina B6, capaz de combatir el cáncer y responsable de la regeneración celular.
Las propiedades curativas del ajo
Además de prevenir múltiples tipos de cáncer, esta hierba ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y mejora la circulación sanguínea reduciendo la hipertensión arterial.
