El verano, aunque remolón, parece estar dando los últimos coletazos. Se acercan, por tanto las mañanas grises y frías, ése momento en el que debemos proveer a nuestro cuerpo de los nutrientes suficientes para encarar el día, pero también para que vaya haciendo acopia de reservas de cara al invierno.
Independientemente de la estación del año, el desayuno es la comida más importante del día y lo recomendable es que sea muy variado. Ahora bien, si el calor invita a desayunos frescos y ligeros -fruta dulce y acosa, algún zumo o un vaso de leche bien fresco-, con el frío el cuerpo nos pide más contundencia y sobre todo bebidas y alimentos calientes que ayuden a subir la temperatura.
¿Qué debe tener nuestro desayuno de otoño?
- Frutas de temporada: Sobre todo todas aquellas que nos ofrecen un aporte extra de vitamina C, como las naranjas o los kiwis y ricas en magnesio y potasio como el plátano.
- Bebidas calientes: Un té o infusión que podamos endulzar con miel. En este momento del año son especialmente recomendables las infusiones con equinácea que nos ayuden a subir las defensas. Si sufres del estómago, prueba una infusión que contenga la misma proporción de anís verde, hinojo, comino y regaliz.
- Vitaminas y minerales: Si eres de los de tazón de leche y cereales, procura añadirle algún fruto seco. Los más propios de esta época son las almendras, las avellanas y las nueces.
- Bocadillo: La mañana es el mejor momento de comer bocadillo. De hecho, exceptuando a los pequeños, debería ser el único Prueba el pan de cereales e incorpora jamón dulce, atún o queso.