Limpieza, cosmética… no solo la industria de la alimentación utiliza el aceite de palma como un ingrediente fundamental en la elaboración de diferentes tipos de productos. Pero, ¿por qué? El uso del aceite de palma está muy extendido en muchos países por dos motivos fundamentales; para empezar es barato y para terminar, su uso está tan extendido porque es, además, extraordinariamente versátil.
Uno de esos usos muy frecuentes es en la comida y en este artículo vamos a tratar de epxlicarte por qué no deberías consumirlo en tu dieta diaria, algo que puede no resultar del todo sencillo ya que en el supermercado, la friolera de uno de cada dos productos lleva aceite de palma. Obviamente estamos hablando de productos elaborados, por lo que alimentos como las frutas, las verduras, carnes, etc., están libres de toda duda. No pontificamos de la misma manera si hablamos de productos cosméticos o de limpieza, entre los que se encuentran cremas, geles de baño y hasta productos como pasta de dientes, por lo que aunque tú no lo sepas, de forma casi inevitable estás consumiendo aceite de palma.
¿Qué es el aceite de palma?
Para explicarlo de forma sencilla diremos que se trata de la grasa vegetal que se obtiene del árbol conocido como la palma de Guinea y se obtiene del prensado de su fruto. Ya para empezar, este árbol no cuenta con muy buena prensa, porque su rápido crecimiento hace que el suelo donde crece se vaya degradando y su presencia resulta agresiva para el medio ambiente.
En este punto, cabe destacar que el problema del aceite de palma es muy parecido al que se está produciendo con la soja. Su agricultura extensiva y en muchos casos invasiva, está haciendo que grandes cantidades de terreno se vean sometidas a este tipo de monocultivo que, como ya he comentado con anterioridad, es sumamente agresivo con el suelo y el opuesto de ser sostenible.
Dejando el tema del medio ambiente a un lado, aunque no por su falta de importancia, cuando hablamos, lo he comentado con anterioridad durante este artículo, sobre la versatilidad del producto, nos referimos a que tiene un punto de fusión muy alto, también aguanta sólido hasta los 70ºC, de ahí que sean muchas las industrias que lo reclaman.
¿Por qué se sigue utilizando?
Al hablar del aceite de palma es frecuente que surja la misma pregunta: si un ingrediente está catalogado como “perjudicial”, ¿por qué se sigue utilizando en la elaboración de diferentes productos, sobre todo en la industria alimentaria?
La respuesta es sencilla, es barato, versátil y tiene una gran vida útil en numerosos productos y esto explicaría su alto consumo –inconsciente–. Y es que la OCDE calcula que cada ciudadano europeo consume al año 59,3 kilogramos de aceite de palma, lo que supone una cifra muy alta. Esto se explica porque el aceite de palma está presente en numerosas industrias gracias, entre otras aptitudes, a su poder como conservante. Pan de molde, patatas de bolsa (y todo tipo de derivados), mantequillas, lácteos (natillas o algunos tipos de yogur) y cómo no, bollería industrial o productos infantiles, cuya presencia ha resultado ser una de las más alarmantes. Pero también lo podemos consumir de forma indirecta a través de cremas faciales o corporales o barras y lápices de labios –de ahí que las marcas de cosmética ecológica cada vez cuente con más adeptos–.
¿Cómo afecta a mi salud el aceite de palma?
Ante todo, calma. Para que el aceite de palma pueda causar un daño grave y real en nuestro organismo, su consumo debe ser muy alto –aunque en cualquier caso lo mejor es, sin duda, no consumirlo–. Lo que provocan este tipo de grasas vegetales en nuestro organismo es básicamente y con el tiempo, aumentar el conocido como “colesterol malo” en la sangre. También su presencia tiende a ir acumulándose en nuestras arterias y va taponándolas, por lo que nuestro torrente sanguíneo pierde fluidez.