A la hora de conseguir una dieta equilibrada es importante introducir en nuestra alimentación productos variados, que no sólo nos aporten los nutrientes necesarios sino que eviten que caigamos en la monotonía y la consiguiente tentación de caer en alimentos menos saludables, como ultraprocesados u otros productos hipercalóricos.
Ahí es donde entran los ‘superalimentos’, esos productos a los que se atribuye un muy alto componente nutritivo y con demostrados beneficios para la salud. Entre la extensa lista de los que podemos encontrar en el mercado, una muy buena opción son los granos completos, como la avena, la quinoa o el mijo, y con una presencia cada vez mayor, también el trigo sarraceno.
Este pseudocereal originado en Asia Central, también conocido como alforfón, se consume con una frecuencia creciente en nuestro país, ya que aunque su nivel nutricional es similar al de otros cereales, existen una serie de diferencias que lo hacen más atractivo frente a otras opciones.
Se trata de un alimento que durante siglos fue la base de la alimentación de los bretones, que lo empleaban en la elaboración de crêpes, papillas, pasteles, etc. Su grano, además, es también ideal como guarnición o bien para incorporar en ensaladas, zumos o guisos.
Entre las propiedades de este cereal cabe destacar que no contiene gluten, por lo que, a diferencia de otros productos como la avena o el trigo, es apto para celíacos. A su vez, tal y como sucede con la quinoa o el amaranto, el trigo sarraceno posee proteínas de alta calidad, aminoácidos esenciales y un bajo índice glucémico. Por todos estos motivos, se trata de un verdadero tesoro nutricional y su consumo está recomendado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN).
Otras propiedades y beneficios del trigo sarraceno
Además de los beneficios mencionados, el trigo sarraceno también contiene otras propiedades destacables:
Cuida tu salud cardiovascular
Gracias a sus componentes, el trigo sarraceno contribuye a mejorar nuestra salud cardiovascular, ya que su aporte de fibra reduce la absorción del colesterol y arrastra consigo las sales biliares que intervienen en la digestión, eliminando así el conocido colesterol malo.
Controla tu apetito
Su alto contenido en fibra contribuye a regular la absorción lenta de azúcares y produce una sensación de saciedad y nos permite mantener a raya nuestro apetito. Por otro lado, el trigo sarraceno también contiene fagomina, un componente que también proporciona sensación de saciedad.
Regula tu tránsito intestinal
De nuevo aquí, el alto contenido en fibra del trigo sarraceno favorece la regulación de nuestro tránsito intestinal y ayuda a combatir el estreñimiento.
Es apto para diabéticos
Su bajo índice glucémico contribuye a que los niveles de azúcar en nuestra sangre se mantengan estables durante más tiempo, por lo que también es un alimento indicado para diabéticos.
Mejora tu estado de ánimo
Su alto aporte en carbohidratos, vitaminas del grupo B, lisina y magnesio, hacen del trigo sarraceno un alimento muy recomendable para aquellos que sufran de cansancio, ansiedad o depresión.
Cómo usarlo en la cocina
Aunque en general se emplea como cereal, el trigo sarraceno constituye en realidad una semilla que puede emplearse como tal, de la misma forma que se hace con la quinoa. Tan sólo hace falta lavarlo bien bajo agua fría y cocerlo. También podemos usarlo en su versión molida como harina para elaborar masas sin gluten, entre otros.