El dulce tiene un séquito de adeptos porque, aparte de conquistar el sentido del gusto, se considera a menudo un antídoto para hacer que las penas sean menos. Prueba de ello es la popular asociación chocolate-felicidad, y la Fundación Española de Nutrición destaca que "se le otorgan propiedades medicinales y se ha aconsejado para problemas como la depresión o el estrés". Sin embargo, el enganche a dulces como este suele implicar consumir azúcar de forma abusiva –lo recomendado por la OMS es no sobrepasar los 25 g al día, unos 6 terrones–, con sus consecuentes problemas asociados: más kilos, obesidad o diabetes. Te damos trucos para reducir o suprimir el azúcar añadido de la dieta y comer dulce sin arrepentirte.
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