La salsa de soja es un ingrediente habitual en la dieta de muchas personas aficionadas a la comida japonesa, pero ya no se usa solamente en la cocina asiática y se ha extendido también a la cocina occidental. No solo por su aplicación culinaria, sino también por sus numerosos beneficios para la salud de nuestro cuerpo.
Se trata de una salsa marrón y salada que casa muy bien con las verduras y el pescado, pero no siempre presenta el mismo sabor porque existen distintas variedades. Todas ellas son el resultado de la fermentación de la soja, un proceso culinario centenario que aporta una mejor digestión y asimilación de los nutrientes de esta legumbre japonesa con más de cinco mil años de historia. Es baja en calorías, no contiene grasas saturadas ni colesterol, y además fortalece la circulación.
La salsa de soja japonesa o shoyu que todos conocemos es de la variedad koikuchi, mientras que el tamari es otra variante, la primera que existió en Japón que proviene de la primera salsa de soja de la historia, la china. La gran diferencia entre estos dos tipos de salsa de soja radica en que el Shoyu se elabora con granos de trigo en la primera etapa de fermentación y el tamari no.
Shoyu: la salsa de soja tradicional
El Shoyu es la primera salsa de soja que se introdujo en el mundo occidental. Se trata de una salsa de soja obtenida a partir de fermentar soja junto a granos de trigo tostados, agua y sal. Al estar hecho con trigo contiene gluten y tiene un sabor más suave que el resto de salsas de soja porque contiene menos soja y sal. Por eso se puede tomar más a menudo que el tamari.
Puedes utilizarla tanto para condimentar verduras y proteínas vegetales como para preparar sopas y otras salsas con limón, jengibre, melaza de cereales o aceite de oliva. Contiene más proteínas y más cantidad de calcio.
Tamari: salsa sin trigo ni gluten
El Tamari es una salsa de soja pura, fermentada solo con agua y sal. Se ha popularizado como una versión libre de gluten de la salsa de soja, pero existen varias marcas que contienen trazas de gluten o, incluso, han utilizado una parte de trigo para producirla. Por lo tanto, hay que ir con cuidado, sobre todo si eres celíaco.
A nivel nutricional, contiene más hierro y más hidratos de carbono. Tiene un sabor y un aroma más fuerte, más rico en matices y menos salado, y una textura más espesa. Se suele utilizar para cocinar, una manera deliciosa de diluir el tamari para suavizar su sabor es añadiéndole un poco de zumo de lima.
La mayoría de la producción de soja mundial es transgénica y a la vez, se trata de una de las cosechas más intensivas en el uso de pesticidas. Por eso es muy importante consumir esta legumbre japonesa y sus derivados como la soja de producción ecológica, para ayudar al planeta y a nuestra salud sin ingerir sustancias químicas.
