Antes del verano, después de Navidad o cuando se acerca la boda de tu primo hermano. Puede que sea ante la llegada de cualquiera de estos eventos en tu agenda que comiences a llevar buena cuenta de las calorías que ingieres. Es probable que intentes adelgazar a base de dietas que restringen el consumo calórico. No obstante, ese método que a menudo te lleva a pasar hambre está destinado a fracasar, según explica el doctor David S. Ludwig, endocrinólogo, investigador y profesor en la Facultad de Medicina de Harvard en ¡Siempre tengo hambre! (Libros Cúpula), uno de los best sellers del diario The New York Times.
Ludwig defiende que reducir el consumo de calorías actúa sobre los síntomas del sobrepeso o la obesidad, pero no sobre el problema real, y explica que tras una semana siguiendo una dieta hipocalórica, el cuerpo se revela, la sensación de hambre aumenta y aflora el cansancio. El resultado del proceso es que la motivación para adelgazar cae en picado y nunca se alcanza el deseado triunfo final: mantener un peso adecuado a largo plazo.
El doctor sostiene que el foco del problema en el sobrepeso y la obesidad está en que algunas personas absorben, mediante sus células adiposas, demasiadas calorías en sangre, lo que provoca una carencia de energía. Por este motivo, suplen esa falta comiendo más, y manifiesta que los carbohidratos muy procesados son uno de los principales causantes de este proceso. A continuación, resumimos la dieta que propone en su libro para conseguir resultados progresivos y sostenibles.
Fase 1: superar los antojos
Para darle el empujón a la pérdida de peso, la primera fase será la más restrictiva de la dieta. Consta de dos semanas y se basa en eliminar todos los productos derivados de los cereales, las patatas y el azúcar añadido. Sin embargo, podrás comer lácteos enteros, frutos secos o salsas y carbohidratos integrales como la fruta, las verduras (sin almidones) y las legumbres.
Proporción de nutrientes: grasas (50 %) + carbohidratos (25 %) + proteína (25 %)
Fase 2: reprogramar las células adiposas
En este tramo se reduce la cantidad de grasa y aumenta la ingesta de carbohidratos. Se pueden añadir algunas verduras con almidón que no sean la patata y cereales integrales mínimamente procesados. El objetivo es reeducar a las células para que el peso disminuya hasta estabilizarse. Un proceso que, tal y como apunta el doctor, puede tardar semanas e incluso meses para aquellos que inician la dieta con un peso elevado.
Proporción de nutrientes: grasas (40 %) + carbohidratos (35 %) + proteína (25 %)
Fase 3: perder peso de forma permanente
El plan de alimentación de esta etapa final es muy parecido al patrón alimentario de la dieta mediterránea. El endocrinólogo señala que esta es, sobre todo, una fase de experimentación, en la que cada uno debe advertir qué le sienta bien y qué no, y aduce que hay personas a quien, por ejemplo, una cantidad muy reducida de carbohidratos procesados no les sienta bien.
Proporción de nutrientes: grasa (40 %) + carbohidratos (40 %) + proteína (20 %)