El ritmo trepidante que llevamos hoy en día junto con la presión social de lo que debe ser una mujer y, además mamá, nos hacen sentir que tenemos que llegar a todo.
Mamás perfectas que, además de encargarnos de que la casa esté en armonía, tenemos que conseguir que los niños estén listos para llevarlos al cole a tiempo, con el desayuno listo en sus mochilas, que los tuppers de la comida estén preparados, con la cabeza pensando en la merienda y la cena de los peques y, además, tengamos una buena y cuidada imagen: el pelo perfecto, vestidas con estilo y en forma. ¿Te sientes identificada?
Pero la realidad es bien distinta
En consulta me llegan mujeres reales, de carne y hueso, que se sienten desvitalizadas. Mamás preocupadas porque llegar al final del día les resulta toda una odisea y sienten que están perdiendo la salud por el camino. Llegan a casa con ganas de que los niños se duerman a las 19.00h de la tarde para poder tirarse en plancha en el sofá y no hacer nada.
Esto ya se acerca más a la realidad, y es que mantener el título de supermamá requiere un gran esfuerzo que, en muchas ocasiones, nos lleva a renunciar a cosas que realmente son las que deberíamos tener como prioritarias y ser intocables. Como nuestra alimentación.
Ser una supermamá nos lleva a renunciar a cosas que deberían ser prioritarias, como nuestra alimentación
Si bien prestamos atención a lo que damos o dejamos de dar de comer a nuestros peques intentando alimentarlos de la mejor manera que sabemos, a veces eso no ocurre de la misma forma con nosotras. Sin ir más lejos, por el simple hecho de no poder con el ritmo frenético del día a día, recurrimos a productos que nos “ayuden” a tirar hacía delante. Cafés, tés, chocolates, dulces, bollería, palitos, patatas de bolsa u otros productos cargados de azúcares, conservantes y potenciadores de sabor entre otros. Recurrimos a productos adictivos que nos generan toxicidad y dependencia física y mental, ya que acudimos a ellos cuando sentimos que nos flaquean las fuerzas o buscamos algo que nos dé ese subidón para seguir con el día a día. Tiritas para el “no me da la vida”.
Todos estos productos, que no alimentos, nos proporcionan un chute placentero y efímero a la vez. Esto nos lleva a consumirlos sin freno a pesar de saber que no son la mejor opción, pudiendo acabar en un consumo excesivo, llevándonos a una dependencia tanto física como mental. Seguro que muchas de vosotras habéis sentido que si no los consumís os ponéis de mal humor, irritables e incluso con dolores de cabeza.
Recurrimos a productos adictivos que nos generan toxicidad y dependencia física y mental, pero que nos alivian solo en el corto plazo
Al final, esta forma de actuar se vuelve un círculo vicioso, haciéndonos sentir cada vez más dependientes de su consumo, alejándonos de los verdaderos alimentos que sí nos nutren y favorecen a sentirnos vitales, y desviándonos de lo que realmente nos puede solucionar esa falta de vitalidad.
¿Egoísmo o autocuidado?
Tenemos que aprender a priorizar siendo un poco egoístas. Sí, egoístas, pero en el buen sentido. Una egoísta sin un mal fondo, es aquella que se cuida porque quiere que todo a su alrededor esté bien. Sabe que necesita estar en su mejor versión y sentirse vital para poder cuidar de los suyos y tener esa energía positiva que lo impregna todo a su alrededor. Saber priorizarte es la clave. Sentirte bien, vital y estar a gusto contigo misma hará que los de tu entorno, los que comparten vida contigo, lo noten y les transmitas ese bienestar.
Una supermamá no es aquella que llega a todo a cualquier precio, sino la que se prioriza, la que es consciente de su realidad y la acepta
La supermamá es la que se respeta y asume que no le da la vida y, frente a ello, decide poner como prioridad su salud y su alimentación.
Aléjate de títulos de postín y transfórmate en una mamá vital, con ganas de vivir el día a día, con energía para disfrutar de los peques y alejarte de dependencias a chupópteros de energía o productos deficientes nutricionalmente.
7 claves para revitalizar tu cuerpo
Para ello te comparto 7 claves que revitalizarán tu cuerpo si las incorporas en tu día a día. No os dejéis engañar, mamás, no existen recetas mágicas. Se necesita constancia y paciencia, tus mejores aliadas. Aquí las prisas no son buenas. Si quieres revisar tus hábitos y saber cómo vas de vitalidad puedes realizar este test.