Las freidoras de aire se han convertido en uno de los utensilios de cocina más regalados y más demandados de estas Navidades. El boom de estos pequeños electrodomésticos se debe sobre todo a la golosa promesa de que, gracias a ellos, podemos conseguir alimentos con textura de fritos, pero con una cantidad mucho menor de grasa.
El truco está en que funcionan con una tecnología de circulación de aire a alta velocidad que permite cocinar alimentos crudos sin necesidad de añadir ningún tipo de aceite. Dando como resultado preparaciones crujientes, pero mucho menos calóricas y grasientas. Las tan apreciadas patatas fritas, por ejemplo, pueden prepararse con este nuevo gadget de cocina, que representa una gran alternativa a las freidoras convencionales, y que muchos están utilizando como opción saludable.
El resultado son alimentos crujientes pero mucho menos grasientos
Además de permitir cocinar sin aceite, entre sus otros puntos fuertes, destacan:
- su alta potencia y gran capacidad (algunas permiten introducir y cocinar hasta 3.5 litros de alimentos)
- la no emisión de olores
- la forma más limpia de cocinar (no se ensucia nada más que el propio receptáculo de la freidora)
- el control del tiempo y de la temperatura: la mayoría cuentan con temporizadores con aviso sonoro que paran el programa una vez transcurrido el tiempo, y con un rango de temperatura que suele oscilar entre los 90ºC y los 200ºC
Sin embargo, ¿la cocción con aire puede considerarse realmente un método saludable? ¿O existe alguna letra pequeña que conviene saber antes de utilizarla?
Los dos problemas de las frituras
Según la dietista-nutricionista Lucía Redondo, las frituras son problemáticas por dos motivos distintos:
- Por las reacciones que ocurren en el aceite de fritura: el aceite queda impregnado de compuestos potencialmente tóxicos que se han formado en el proceso de fritura. “Los más importantes son el 4-hidroxinonenal, el crotonaldehído, la acrilamida, la acroleína, el malonaldehído y los ácidos grasos trans. Evidentemente el problema es mayor cuando el aceite que se usa procede de semillas, como en el caso del de girasol”, advierte.
- Por las reacciones que ocurren en el propio alimento cuando se somete a altas temperaturas: “Por ejemplo, cuando freímos unas patatas, y aparece ese color doradito tan rico. Esto se forma por una reacción llamada “reacción de Maillard”, en la que se forman las acrilamidas, unas sustancias potencialmente cancerígenas”, explica Redondo.
La nutricionista, que centró su tesis doctoral en el estudio de los aceites y de su oxidación en la cocina, aseguró en una publicación en sus redes sociales que utilizando la freidora de aire como método de cocción eliminamos el primer problema relacionado con la formación de compuestos derivados de la oxidación del aceite, pero no resolvemos el segundo.
Cómo hacer de la freidora de aire una opción saludable
Entonces, ¿hay solución? Sí. Para remediarlo, Redondo propone, sencillamente, evitar que los alimentos se doren demasiado. Es decir, controlar el tiempo con el que los sometemos al aire de alta velocidad. Una máxima que también deberíamos tener en cuenta cuando cocinamos al horno, en la parrilla, en la tostadora o en la barbacoa. Todos ellos son métodos que, según su uso o abuso, pueden modificar mucho las propiedades de los alimentos y el efecto que tengan en nuestro organismo.
La solución pasa por evitar dorar demasiado los alimentos
Además, también recomienda añadir el romero como especia estrella en la cocción, ya que tiene la capacidad de reducir la formación de acrilamidas. “Cuando añadimos romero en polvo directamente a un aceite durante una fritura, este es capaz de aumentar la estabilidad oxidativa de estos aceites”, apunta.
En resumen: la freidora de aire puede ser una opción saludable siempre que la utilicemos a conciencia y evitando que los alimentos se doren demasiado. ¡No lo olvides!
