Entre las doce de la noche y las cuatro de la madrugada nuestro cuerpo nos pide alimentos menos saludables y más calóricos. Es uno de los resultados de un estudio realizado por la compañía Jawbone, que también ha llegado a conclusiones más predecibles como que la leche suele apetecer para desayunar; la fruta, a media mañana y las verduras, a la hora de la cena.
Sin embargo, cuando el reloj pasa de las 00:00h, según dicho estudio, los alimentos que más nos pide nuestro cuerpo son el helado, el bizcocho y las patatas fritas, enemigos aférrimos de cualquier dieta sana.
El motivo por el cual el cuerpo pide más energía –y, por lo tanto, alimentos más calóricos– por la noche podría ser atávico: en épocas de escasez, nuestros ancestros podrían haber preferido comer antes de irse a dormir para no quemar más calorías de las indispensables. Pero hoy en día, muchos estamos más preocupados por quemar calorías que por conservarlas.
Otra posibilidad es que, por la noche, con el cansancio acumulado de todo el día, nos relajemos y bajemos la guardia. Sea cual sea el motivo real, una buena solución a ambas hipótesis es ir a dormir antes de las doce. Esto nos ayudará a evitar tentaciones de última hora y además nos mantendrá lo suficientemente descansados como para manternos alerta. Así será mucho más fácil lograr el autocontrol suficiente como para rendirse a los antojos bien entrada la noche.