Mucho se ha escrito acerca de los bálsamos para labios. Los primeros llevaban petrolatum, un derivado del oro negro que actuaba como una capa impermeabilizante sobre el labio. Aunque muchos dermatólogos sostienen que no es perjudicial para la salud la idea de ponerse petróleo en la boca no es muy sugerente.
De ahí que cada vez sean más los que apuestan por ingredientes naturales –como ya ocurre con otros productos cosméticos– como la miel, la manteca de karité o el aceite de oliva. Y la sensación es tan agradable que hay quienes creen que generan adicción. Nada más lejos de la realidad: no son una droga pero, ¿quién se resiste a la sensación de unos labios jugosos y bien hidratados?
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