Seguro que a ti también te suena haber visto cómo se usaban los polvos de talco para las rojeces de los bebés. Puede que incluso tú los hayas usado para calmar algún picotazo demasiado molesto, alguna rojez o algún sarpullido.
Lo cierto es que son un clásico de los remedios tradicionales que tiene múltiples beneficios, especialmente para la piel, lo que ha hecho que también tenga otros usos cosméticos más desconocidos, pero igual de interesantes. Hay que aclarar que, aunque normalmente los polvos de talco están indicados para todo el mundo, las pieles más sensibles pueden sufrir irritaciones si los usan en abundancia.
¿Qué son los polvos de talco?
Este fino polvo blanco está hecho a base de talco, un mineral con propiedades antitranspirantes, absorbentes y blanqueantes, y de ácido bórico, que tiene un efecto antiséptico y calmante frente a las irritaciones cutáneas.
Mitos sobre los polvos de talco: ¿malos para la salud?
A pesar del uso extendido de los polvos de talco, existen algunas voces que lo han vinculado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Esto se debe a que el talco es un mineral y en su forma natural puede contener partículas de asbesto, una sustancia muy dañina. Sin embargo, en Estados Unidos, por ejemplo, desde 1973 se han regulado los productos para uso doméstico, cosmético y para el bebé para asegurarse de que son seguros para la salud. En cualquier caso, los polvos de talco que se suelen utilizar en la actualidad están fabricados con polvo de almidón de maíz, evitando, de este modo, cualquier riesgo para la salud.
Usos cosméticos de los polvos de talco
Como te decíamos, entre los muchos usos cosméticos más desconocidos de los polvos de talco se encuentran: