Los aceites esenciales están compuestos por una mezcla de sustancias químicas sintetizadas por las plantas, que son las encargadas de darles un aroma característico. Las aplicaciones más conocidas de estos aceites son los tratamientos de belleza, ya sea en cosméticos, masajes o aromaterapia, pero también son bienvenidos en nuestra cocina.
Las opciones culinarias son tan variadas como el gusto. Aceite de mandarina, de lavanda, de eucalipto, de pimienta o de geranio que puedes combinar con todo tipo de productos, ya sea pan, carnes, verduras, ensaladas o pastas, incluso pasteles o mousses. El límite lo pone nuestra imaginación.
Existen más de 150 aceites esenciales con propiedades distintas: antisépticas, analgésicas, fungicidas, diuréticas, relajantes o expectorantes, entre otras. Pero, con todo, es recomendable que se utilicen en pequeñas dosis o diluidos, ya que estos aceites tienen un poder terapéutico 60 veces mayor que las plantas de las que proceden.