Muchos aseveran que la actividad sexual es mucho más intensa en verano que en las estaciones más gélidas del año. Sustentan su conjetura en el tiempo libre, en la ropa de verano -mucho más sugerente-, en el retraso de los hábitos de sueño e incluso en el sol, que activa la producción de oxitocina por las células de la piel. Sin embargo, esta máxima tiene tantos defensores como detractores.
Durante el verano se goza de mayor tiempo libre, cierto, pero no son pocos quienes disfrutan de las vacaciones en familia y a ver quién encuentra ahí un momento de intimidad. Los sexólogos defienden que cualquier época del año es óptima para cuidar a la pareja y buscar momentos de complicidad. En definitiva, para disfrutar del sexo porque, al final, cada persona es un mundo. Para ello proponen cuatro reglas de oro:
1. El sexo es un juego. En las relaciones no tienen cabida las imposiciones o los deberes, las dos personas simplemente participan de forma natural e instintiva.
2. Busca tus ratos de intimidad. Las parejas necesitan saber que entre todas las obligaciones (familiares, laborales, etc.) siempre pueden encontrar un hueco para disfrutar. Se trata, si es necesario, de fijar un momento en el calendario para disfrutar del sexo.
3. El cerebro es tu principal órgano sexual. Ni clítoris ni pene. Deja volar tu imaginación y recorre cada recoveco de tu cuerpo porque el placer puede esconderse en cualquier lugar.
4. Siéntete libre. Si tienes reticencias en algunos aspectos quizá no sientas fuegos artificiales, pero te garantizas no pasar una mala experiencia. Asegúrate de que te apetece hacer todo lo que haces.
¿Caen las temperaturas? y la líbido?
Se dice que el verano es la estación más afrodisíaca por aquello de que enseñamos más y gozamos de más tiempo pero, ¿qué sucede con la llegada del frío?
