Es posible que alguna vez hayas ido a usar tus brochas o esponjas de maquillaje y te hayas encontrado con todas sucias. Seguramente las habrás seguido usando a pesar de eso durante días y días porque sí, lo admitimos, limpiarlas es algo que a todas nos da pereza, pero es muy necesario.
Adquirir el hábito de limpiar nuestros utensilios de maquillaje es esencial para mantener el cuidado de nuestra piel. Si lavamos nuestras brochas y esponjas regularmente evitaremos la aparición de bacterias que pueden acabar en contacto con nuestra piel, además de asegurarnos de que duren más tiempo.
¿Cuál es la frecuencia para lavar las esponjas de maquillaje?
Lo ideal es lavar las esponjas o beauty blenders después de cada uso, y cambiarlas cada dos o tres meses en caso de que las usemos diariamente o muy regularmente. De no ser posible, deberemos procurar lavarlas, como mínimo, un par o tres veces por semana. Y exactamente lo mismo ocurre con las brochas.
Si dejamos el producto demasiado tiempo en la esponja tendremos que dedicar mucho más tiempo a hacer una limpieza exhaustiva que elimine todo el maquillaje. En cambio, si cada vez que la usamos dedicamos un par de minutos a aclararla no solo evitaremos la proliferación de bacterias y gérmenes, sino que nos aseguraremos de que nuestras esponjas se estropean menos rápido.
Se trata de un utensilio que absorbe mucho producto, por lo que si dejamos que se acumule el maquillaje seco será difícil deshacerse de todo. Lo ideal, por tanto, es aclararla después de cada uso bajo el grifo con una gota de jabón neutro cerrando el puño y exprimiéndola hasta que desaparezcan las manchas y el agua salga limpia y clara.
Secado de las esponjas de maquillaje
Una vez las hayas lavado, lo más importante es que escurras bien todo el exceso de agua y que las dejes secar al aire, nunca las dejes dentro de ningún cajón, neceser o nada parecido, ya que la humedad puede estropearlas. Y en el caso de las brochas, intenta dejarlas boca abajo para que el agua no penetre demasiado en la base.