Todavía hoy, en pleno siglo XXI, nos asombrando de que se sigan dando -y permitiendo- técnicas tan horroríficas como la experimentación con animales. Aunque se puede entender que en su momento fuese una opción viable para comprobar cómo actuaban los productos antes de comercializarlos y evitar que pudierar herir a las personas, hoy en día se ha demostrado que ya no son necesarias. Y más si hablamos en la industria de la belleza.
En Europa las pruebas de cosméticos en animales están prohibidas desde 2013. Y las pruebas que se permiten con motivos médicos, teóricamente están extrictamente controladas y reguladas. Decimos teóricamente porque no hace mucho que se descubrió en Madrid el laboratorio Vivotecnia, donde una valiente trabajadora se arriesgó a grabar cómo se maltrataba sistemáticamente a los 880 animales con los que se experimentaba. Y estamos seguros de que si esto pasa una vez en Madrid, pasa muchas más en todas partes.
Las imágenes, que salieron a la luz con la ayuda de la ONG Cruelty Free International, tan solo duran ocho minutos, pero son de una dureza tan indescriptible, que mucha gente no puede ni terminar de verlas. Si todavía tienes dudas de si puede ser tan grave, te dejamos el enlace. Unas imágenes duras que han servido a muchos para abrir los ojos sobre la crueldad que se esconde en muchos casos detrás de la experimentación animal, y en la necesidad de que se tomen medidas más drásticas para controlarla.
En España, solo en 2017 se utilizaron unos 800.000 animales de laboratorio. El 75% fueron roedores (sobre todo ratones); el 11% peces; otro 11% aves; un 3% conejos; y un 1% perros o gatos. En principio ninguno de estos animales ha sido usado para la investigación cosmética, ya que como decíamos, está prohibida en Europa. El motivo es que ya no es necesario inyectarles cremas en los ojos a los conejos hasta dejarles una ceguera que les lleva a la muerte para comprobar si una crema es segura para los humanos. Afortunadamente ya hay otras formas seguras de conseguirlo.
¿Qué significa Cruelty Free?
Cuando un producto se vende como tal significa que está libre de crueldad, es decir, que en ningún momento del proceso de su creación se ha testado ninguno de sus ingredientes en animales. Y, por supuesto, sigue asegurando la calidad y seguridad del artículo para la piel humana.
Y aquí es donde entra la responsabilidad individual como consumidores. Está claro que no podemos cambiar las leyes como individuos, pero sí podemos apostar por las marcas libres de crueldad animal y descartar aquellas que sí lo hacen voluntariamente, ya que sin demanda, no hay negocio.

¿Qué es el Leaping Bunny?
Se trata del principal sello que reconoce a los productos cruelty free. El programa Leaping Bunny, de la asociación Cruelty Free International, se identifica a través de un pequeño logo de un conejito, lo que te da la seguridad de que ese artículo no ha sido testado en animales.
Y sí, es fiable. De hecho, es el sello más completo, ya que es el único programa reconocido a nivel internacional que controla a las marcas que realizan, encargan a terceros o participan en pruebas con animales. Y es que una marca europea puede importar un ingrediente de otro continente y que este sí haya sido testado, pero entonces ya no podría contar con este sello. Este programa se encarga de comprobar cada paso de la cadena de producción y suministro (y exige a las marcas solicitantes que así lo hagan con sus proveedores) para garantizar que ningún animal ha sido herido en el proceso.

¿Qué ingredientes llevan los cosméticos Cruelty Free?
Si has llegado hasta aquí, habrás podido deducir que no se trata de los ingredientes, sino de la forma en la que han sido puesto a prueba. A menudo los cosméticos que llevan este sello también pueden ser veganos, más naturales o ecológicos, pero no siempre tiene que ser así.
¿Qué me asegura que el sello Cruelty Free no haya testado?
Actualmente los procedimientos para conseguir el sello son más complejos, y ya no todo vale. Cada vez se mira más de dónde viene cada ingrediente, para así asegurar la garantía total. Y aunque pueda parecer una obviedad en Europa, no es así.
Esa aparente prohibición de experimentación animal solo se da para la producción dentro de Europa, por lo que se aceptan artículos o ingredientes de fuera que sí hayan sido testados. Pero, además, un sello de este tipo nos puede asegurar que el producto, y más bien la marca, no se comercializa en el gran foco de la experimentación: China.

El problema del Cruelty Free y China
El problema que siempre ha habido con los cosméticos en China es que el gobierno chino exigía como medida para permitir vender un artículo de fuera del país que se testara en animales, algo que la marca debía aceptar e incluso pagar si quería vender ahí.
Poco a poco parece que las medidas del gobierno chino se van relajando y cada vez aceptan otros métodos alternativos para probar la seguridad. De hehco, tras años de medidas más ligeras, desde mayo de 2021, China eliminó la obligatoriedad de testar en animales los productos que llegasen de fuera de "cosmética general", es decir, los de cuidado de la piel, cuidado del cabello, cuidado de las uñas, maquillaje, fragancias y perfumes.
Sin embargo, aquellos que sean protectores solares, desodorantes, para el crecimiento del cabello, tintes, productos de depilación, blanqueadores o autobronceadores, y para combatir la celulitis, las estrías, varices, etc., tendrán que aceptar las pruebas para poder vender en el país de forma presencial. Es decir, si una marca vende este tipo de artículos allí, está aceptando las pruebas. Además, muchas marcas que hasta el momento que se aprobó la ley ya se vendían en China habían pagado por las pruebas, por lo que no se sabe realmente hasta cuándo durarán esos acuerdos y cuándo dejarán de hacerlas.
Eso sí, también existe el riesgo de que una vez la marca esté comercializada en el país, el gobierno chino coja sus artículos para testarlos tras alguna queja de alergias o reacciones, algo que queda fuera del alcance de la marca. Por eso, muchas empresas comprometidas prefieren no arriesgarse a que eso pase y no vender en el país.
El blog Ethical Elephant explica con esta infografía cómo queda la situación de las leyes chinas respecto a la experimentación de cosméticos actualmente:

Marcas que no testan en animales
Hoy ya es posible -afortunadamente- encontrar muchísimas marcas con productos cruelty free de todo tipo: maquillaje, cuidado de la piel, productos para el pelo y el cuerpo, incluso productos de limpieza.
La mayoría de las marcas explica en su web su política sobre este tema, pero si quieres asegurarte -sobre todo teniendo en cuenta la polémica en China- lo mejor es acudir al listado de Peta o al de Cruelty Free Kitty. Solo tienes que buscar el nombre de la marca y te dirá toda la información, incluida si vende en China y de qué forma o si pertenece a una empresa más grande que no es libre de crueldad completamente. Hay que tener en cuenta que cuesta bastante dinero conseguir uno de estos sellos, por lo que muchas marcas puden ser libres de crueldad y no tenerlo.
Está claro que no podemos cambiar el mundo de la noche a la mañana, pero nuestras decisiones cuentan. Para empezar, saber distinguir entre cosmética natural, vegana, ecológica y sostenible es importante para que no nos tomen el pelo. Y, desde luego, optar por productos que no hayan sido testados en animales es algo que debería ser prioritario en nuestras decisiones.