Lo que todos le pedimos a nuestro desodorante es que evite la desagradable sensación de sentirnos sudados durante el máximo tiempo posible. Si son 24 horas, mejor que mejor. El problema es que, para que esto ocurra, la mayoría de fórmulas convencionales recorren a ingredientes como el aluminio que, si bien es muy efectivo a la hora de inhibir el exceso de sudor, también evita la eliminación de sustancias tóxicas a través de nuestras axilas. O, lo que es lo mismo: las tapona y evita la necesaria transpiración y oxigenación de nuestra piel.
Así, lo que queda camuflado con una agradable fragancia que nos acompaña durante todo el día y que nos mantiene con las axilas secas durante horas, en realidad tapona nuestras glándulas sudoríparas y favorece la aparición de trastornos cutáneos, entre otros problemas de salud bastante más graves.
Sin embargo, desde hace más de una década, la comunidad científica se debate entre los que ven una relación entre la acumulación de distintos tóxicos en el cuerpo (como la concentración de parabenos, presentes en los desodorantes convencionales) y la aparición del cáncer de mama o de mutaciones celulares y los que defienden que todavía no hay estudios significativos que demuestren esta correlación. A lo que algunos expertos en toxicidad, como el doctor en medicina, investigador y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Barcelona, Miquel Porta, ponen también en duda, ya que consideran que no se están teniendo en cuenta el efecto “cóctel” que pueden tener las sustancias tóxicas en nuestro cuerpo. Según las tesis de Porta, de poco nos servirá fijarnos en exclusiva en el comportamiento que tiene, por ejemplo, el desodorante y sus compuestos por sí solos, ya que sus dosis, analizadas de forma aislada, no son tóxicas. El problema reside en la acumulación de distintos tóxicos en nuestro organismo, ya sea provenientes de productos cosméticos, de alimentos, del aire que respiramos o de la ropa que usamos (consulta el libro “Vive más y mejor”, de Miquel Porta, para más información).
Sea como sea, y con el fin de reducir riesgos y rebajar nuestros niveles de contaminación interna, nosotras preferimos evitar ingredientes como los parabenos, el clorhidrato de aluminio, el perfume, el triclosán, los ftalatos o los PEG en nuestra higiene diaria y en nuestro desodorante. En su lugar, preferimos optar por productos respetuosos con nuestro cuerpo y con el medio ambiente, con una lista de ingredientes (INCI) corta y de origen natural.
¡Deja que tu piel transpire!
Sudar es natural y es sano, y no debemos evitar que ocurra. De hecho, el sudor es la forma natural que tiene nuestro cuerpo para regular su temperatura corporal y eliminar sustancias tóxicas que el cuerpo ya no necesita, de la misma forma que hacemos con la orina, con la menstruación o con la mucosidad. Así que, en ningún caso, se recomienda utilizar productos antitranspirantes que eviten que sudemos. En cambio, lo que sí podemos pedirle a nuestro desodorante es que nos ayude a regular el exceso de humedad o el olor corporal que puedan generar las excreciones de las bacterias que se alimentan del sudor (no olvides que el sudor, por si solo, no tiene olor).
El sudor es la forma natural que tiene nuestro cuerpo para regular su temperatura corporal y eliminar sustancias tóxicas que el cuerpo ya no necesita
Pero, ¿con qué desodorante nos quedamos? En el mundo de la cosmética ecológica y natural, encontrarás una gran cantidad de oferta de productos saludables y sin tóxicos, también con distintas aplicaciones, aptas para todos los gustos. Algunos en roll-on, los otros en formato crema… Lo importante es que, si utilizas uno y no te funciona a la primera, no desistas. Lo más probable es que te ocurra lo mismo que suele suceder con los champús ecológicos que, al principio, sentimos que no nos funcionan ya que nuestro cuerpo debe acostumbrarse de nuevo a la ausencia de determinados ingredientes y experimenta una especie de proceso détox.
También puede ser que, sencillamente, no hayas dado con el adecuado para ti, y que debas seguir buscando hasta encontrar el que más te guste y te funcione, también según tu tipo de piel o tu aroma favorito. Para ayudarte, te listamos los desodorantes naturales y sin tóxicos que personalmente hemos probado y que más nos han convencido por su textura y por su aroma, pero, sobre todo, por su eficacia. Además, todos ellos están libres de plásticos.