En los últimos diez años, hemos producido más plástico que en toda la historia de la humanidad. Este material derivado del petróleo, tan barato y tan accesible, nos acompaña en todas partes: lidera con creces el ranking de envases de todo tipo de productos de los supermercados, lo encontramos en los juguetes, en los objetos de decoración y de construcción, en nuestra ropa, en los electrodomésticos, en los detergentes y jabones, en los componentes de vehículos, en las tuberías y accesorios y un largo etcétera de objetos y herramientas que nos hacen mucho más fácil nuestro día a día.
Sabemos que no es un material saludable ni sostenible, ya que, aunque lo tiremos al contenedor amarillo o lo llevemos al punto de reciclaje, la mayor parte de sus desechos no acaban reciclándose, sino acumulándose como basura tóxica en los rincones más dispares del planeta, desde los fondos marinos, hasta bosques, costas o vertederos.
Pero su uso es tan masivo y tan normalizado que intentar vivir sin plástico nos va a suponer un esfuerzo considerable y una carrera de fondo que no conseguiremos en pocos días. Así que, para no frustrarnos exigiéndonos generar un residuo cero de la noche a la mañana, podemos empezar por el principio: reduciendo y eliminando, al menos, los plásticos de un solo uso y muchos de los que se utilizan como envases.
Baño Zero Waste: un baño libre de plásticos
Las bolsas de tela para hacer la compra, las botellas reutilizables, los filtros para el agua, las pajitas de aluminio o los envoltorios de cera de abeja para los bocadillos y restos de alimentos nos ayudarán a restar una gran cantidad de plásticos de un solo uso en nuestro día a día.
Pero, además de todos estos, si cambiamos de estancia y entramos en el baño de casa seguro que encontraremos una gran cantidad de productos distintos (y muchos de ellos, innecesarios), también envasados en plástico. Desde cremas y lociones de todo tipo, a pastas de dientes, geles y champús, productos para el pelo, compresas y tampones, bastoncillos para las orejas, discos desmaquillantes y un largo etcétera, la mayoría de ellos, envasados en polyester (PET).
¿Cómo iniciar nuestra carrera hacia el residuo cero o una ducha libre de productos plásticos? Además de pasarte sin dudarlo a la cosmética y a los productos de higiene ecológicos, libres de todo tipo de tóxicos como las siliconas o los parabenos y creados a partir de materias primas no contaminantes, te proponemos un camino con 5 pasos, empezando por el que nos resultará más fácil y asequible y acabando con la opción más ecológica posible, aunque no siempre la más factible...
Sea como sea, cualquiera de ellas te permitirá hacer un consumo mucho más amable contigo misma y con el planeta, así que, aunque no llegues al punto 5, cualquiera de estas alternativas será mucho mejor que seguir consumiendo sin prestar atención a los residuos que generamos… ¿Nos acompañas?