Ojo con el piojo? ¡no se toma vacaciones!

Ahora que muchos niños acuden a campamentos de verano, conviene extremar las precauciones para evitar que cojan piojos, ¡porque este insecto no descansa ni en verano!

"Tener piojos" es como se conoce comúnmente a la pediculosis porque ese es el nombre del insecto que parasita al ser humano y le provoca una infestación cutánea que deriva en picores agudos. Alrededor de los piojos hay un sinfín de mitos, sobre todo, en lo relativo al contagio. Erróneamente, se vincula la pediculosis con la suciedad y un nivel socioeconómico bajo. Sin embargo, la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV) es muy clara al respecto: "Puede afectar a personas de todos los niveles sociales y etnias", independientemente de si el pelo está limpio o sucio.

Para evitar los piojos, no hay nada mejor que la prevención. Lo primero es hacer pedagogía con los más pequeños, enseñarles que no deben usar peines ni toallas de sus compañeros e inculcarles el hábito de cepillarse el pelo a diario como mecanismo para detectar posibles problemas.

En cualquier caso, si pese a las medidas preventivas, el pequeño resulta contagiado, conviene intervenir de inmediato porque se transmiten con mucha facilidad. Uno de los tratamientos naturales más efectivos es calentar un poco de vinagre a una temperatura agradable y cubrir el cuero cabelludo con una toalla alrededor durante unos minutos. Los piojos, muy sensibles al calor, mueren al momento. Después, bastará con retirar tanto los pijos como las liendres con un peine de púas específico. Pero no es la única manera; hay más métodos efectivos para acabar con el insecto:

- Se le puede ahogar con aceite puro de árbol de té, un desinfectante de venta en herbolarios.
- El alcohol puro es uno de los métodos más económicos e instantáneos, pues el piojo muere intoxicado al poco de su aplicación.
- También es efectivo hacerlos resbalar con suavizante.