Hoy en día conocemos la osteopatía como una terapia complementaria a la medicina tradicional. No obstante, se trata de una disciplina basada en conocimientos ancestrales cuyo objetivo es mejorar la salud a partir de movimientos, posturas y masajes, basados en los vínculos entre las diferentes partes del cuerpo y su movilidad.
A partir de esta terapia surgen tres ideas fundamentales: en primer lugar, el cuerpo debe mantener el equilibrio entre sus diferentes partes; en segundo lugar, se prioriza el bienestar de la estructura corporal (órganos y tejidos), considerada el origen de los problemas de salud; y, por último, se asume la capacidad del cuerpo para sanarse, de manera que el osteópata debe garantizar un correcto flujo sanguíneo.
La osteopatía se aplica para tratar trastornos de las articulaciones, los músculos y los huesos, como esguinces, tortícolis o tendinitis. También está indicado para problemas respiratorios, digestivos y de circulación e incluso realizarse para paliar los síntomas típicos del embarazo, así como ayudar a recuperarse tras una intervención. Lo más destacable es que se trata de una terapia totalmente natural, que no implica la necesidad de tomar ningún fármaco y tampoco provoca dolor.
Osteopatía para mejorar los movimientos del cuerpo
Proveniente de una antigua tradición y ampliamente extendida actualmente, la osteopatía trata trastornos musculares, óseos y articulares.
