"Cuando me dicen que soy demasiado viejo para hacer una cosa procuro hacerla de inmediato”. Eso dijo Pablo Picasso y eso debió pensar María Ramírez el día que se dispuso a sacarse de una vez el carné de conducir. Un trámite que debe solucionarse antes de los 30, según mandan las normas sociales. Algo similar le pasó por la cabeza a Alberto Iturriaga cuando se matriculó en el primer nivel de inglés del Instituto Británico en Madrid. Ambos pasaron el trance, María conduce aunque no es Fernando Alonso y Alberto habla inglés en su trabajo aunque no ha conseguido un acento de Cambridge como ninguno de sus compañeros a quienes le doblaba la edad.
Ambos tuvieron que soportar burlas y el pesimismo de sus más allegados: “Ya se te ha pasado el arroz”. Empezamos este reportaje con historias de gente corriente porque vamos a recorrer el camino de la edad con tres actrices, tres mujeres a las que no les importa la edad.
Siempre parece que algunas circunstancias y profesiones, la fama entre ellas, crean una resistencia especial ante el paso de los años, pero no es cierto. Todos los días la gente toma decisiones que ponen patas arriba los convencionalismos sociales de qué debe hacerse a unas edades y a otras.
La doctora Irina Matveikova, médico de familia, endocrinóloga y experta en Medicina Antienvejecimiento, asegura que no hay que hacer “nada complicado” para minimizar las huellas del paso del tiempo por nuestro cuerpo. “Todo el mundo sabe más o menos lo que hay que hacer: ejercicio físico, no fumar, llevar una buena alimentación, descansar, no someterse a una situación de estrés crónico… Para empezar hay que hacer algo cada día, pero hacerlo ya, no esperar a jubilarse o a que crezcan los niños o a tener más dinero o a disponer de más tiempo libre”.
Hasta 20 años de diferencia
La doctora Matveikova es experta en marcar diferencias entre la edad cronológica, el tiempo transcurrido desde la fecha de nacimiento hasta hoy (los años que pone el DNI) y la edad metabólica que se define por el estado de la función, nutrición y saturación de las células del cuerpo. Para medirla la doctora sube a sus pacientes a una báscula conectada a un programa informático que calcula la composición corporal: el equilibrio entre líquidos, grasas y masa muscular. Las sorpresas pueden ser mayúsculas –¡hasta 20 años de diferencia!–, para bien y para mal.
“He visto a mujeres y hombres llorar en mi consulta porque tienen 45 años y un cuerpo de más de 65. También los he visto saltar de alegría porque su metabolismo es como el de un joven de 20 y hasta me han pedido un certificado médico que lo ponga por escrito”.
Metabolismo privilegiado
La actriz Lydia Bosh (58 años) podría ser una de esas personas de reloj metabólico privilegiado. Sólo hay que verla llegar sonriente y ágil a la sesión de fotos para sentir toda la energía que trae con ella. Se conoce como nadie (ventajas de cumplir años). Así que le pone fácil el trabajo al estilista. “Ella misma se ha apañado el look”, comenta el estilista Nono Vázquez. También sabe qué hacer con su pelo: “Mejor hacia delante”.
Es una mujer segura en un cuerpo exultantemente joven. Lydia cree firmemente en la existencia de dos edades, la del DNI y la otra, la que nos viene por genética, actitud y cuidados. Esa que hay que trabajarse todos los días. “Creo que si te cuidas la edad biológica pasa a tener más importancia que la otra. El ejercicio físico y la alimentación son importantes para conseguir buenos resultados. Pero también es definitivo el pensamiento: ¿cómo te ves?, ¿cómo te sientes? Porque somos lo que sentimos”.
El factor ilusión
La actitud optimista, algo que a primeras parecería etéreo por la dificultad para medirlo, parece tener un gran impacto biológico en el modo en que el cuerpo lucha contra el tiempo. "Varios estudios científicos demuestran que la obesidad y el sobrepeso inician procesos proinflamatorios en el cuerpo y alteran la bioquímica del cerebro. Por eso los pacientes con sobrepeso suelen tener una edad metabólica más elevada y sufrir con frecuencia estados depresivos y de ansiedad", explica la doctora Matveikova y agrega: “Hemos observado también que el uso prolongado de antidepresivos y ansiolíticos afectan mucho a la edad celular y a la calidad de nutrición de las células”. La doctora lo ha comprobado en las mediciones en su consulta.
“Enseguida salta la alarma en gente que tiene tratamientos con antidepresivos o ansiolíticos”. Varios estudios coinciden en que el optimismo podría proteger de infecciones porque fortalece el sistema inmunológico. Uno de ellos realizado con estudiantes de la Universidad de Kentucky (EE UU) durante cuatro años demostró que la respuesta inmune era más potente cuando se adoptaba una actitud positiva ante la vida, mientras que caía en picado cuando los participantes se deprimían. “Con los años aprendes que estar enfadado te perjudica a nivel físico, cuánto más sufres mayores son las posibilidades de que el metabolismo de tu cuerpo lo exprese de alguna manera”, afirma Lydia Bosch.
Deja de autoimponerse
“Yo siempre digo mi edad. No me importa nada, lo importante es lo que uno haga con el tiempo”, dice la actriz Verónica Sánchez (44 años). Confiesa que a los 37 años su madre ya tenía su vida hecha y las dos hijas que tiene. “Y aún mi hermana y yo no nos planteamos la maternidad”. Para Verónica la genética manda hasta un punto a partir del cual determinan los cuidados, la alimentación, el deporte y las maneras de vivir.
“Hay que desterrar las verdades absolutas sobre la edad y solo pensar en cómo te sientes, y dejar de autoimponerse actitudes. Eso de que ‘los años pesan’ lo dice mucha gente porque toca. Nos metemos una serie de coordenadas en la cabeza y reaccionamos a una programación externa. Te sientes mayor porque ya tienes una edad aunque te sientas fresca, sana y practiques deporte”. “Hay gente que no dice la edad que pone en su DNI porque es infantil, inmadura o tiene el síndrome de Peter Pan…”, bromea la actriz Ana Fernández (32 años) que cree que un buen baremo para medir la edad biológica de una persona es observar qué hace con su tiempo libre: “¿Te quedas en casa viendo la televisión solo? ¿Te apetece hacer cosas nuevas y vivir aventuras? Así se sabe la energía que tiene una persona para enfrentarse a la vida”.
El metabolismo es como un molino. Con tres semanas de vida sana nuestro cuerpo nota los beneficios
En definitiva, La teoría de Matveikova es que algunas consecuencias del envejecimiento se pueden “revertir”. Y que no hay que hacer “eventos extraordinarios” para conseguirlo. “Llevar una vida sedentaria, fumar, comer alimentos procesados, tener un descanso de baja calidad son los pilares del envejecimiento celular. La actividad física no es un lujo, es una necesidad”, afirma la doctora que cree que la cuota del gimnasio es una gran inversión. Los suplementos naturales y la nutricosmética también son una ayuda tras identificarse carencias nutricionales. Pero la experta insiste en que cualquier cambio necesita de cierto tiempo para ser asimilado por las células.
“El metabolismo es como un molino, se necesitan al menos tres semanas haciéndolo todo mal para decir que hemos conseguido alterar el funcionamiento celular. Y, al contrario, con tres semanas de un estilo de vida sana empezamos a notar beneficios. No se envejece en dos días”. Tampoco se hace más joven en uno.
A Lydia Bosch, además del deporte y la alimentación le funciona una mente fuerte, rodearse de gente buena y tener confianza en sí misma. “Porque cuando uno se siente bien, todo lo demás funciona”, afirma la actriz que dice que con la edad uno aprende de dónde viene y adónde quiere llegar. “Sobre todo con quién quieres estar y con quién no”. Ana Fernández cree que hay que evitar que a uno se le ponga cara de “derrotado por la vida”. “No hay que abandonarse, ni a los 20 ni a los 50. Sólo tenemos este cuerpo y hay que cuidarlo”.
Verónica, por su parte insiste en que las cuestiones estéticas no tienen sentido si no van ligadas a un estilo de vida. “Pensar que la cara y el cuerpo van por un lado y la alimentación y la cabeza por otro es un error”. La doctora Irina las evalúa a todas con su ojo clínico. Cree que si se sometieran a su sistema de medir saldrían muy bien paradas. “La edad no importa. He visto mujeres menopáusicas con 30 años y otras con 60 llenas de energía, capacidad cognitiva y una piel maravillosa. Todo es actitud y cuidado. La edad es cómo nos sentimos y cómo vivimos. Ya lo dijo Luis Buñuel: “La edad es algo que no importa, a menos que sea usted un queso”.