En esta época del año acostumbramos a tomar el sol con mayor frecuencia, algo que nos llena de energía pero que también puede propiciar algunos problemas en nuestra dermis.
La clave está en no sobreexponerse a los rayos solares, controlando el tiempo de exposición y, sobre todo, utilizando cremas que nos protejan y cuiden la piel. Con solo diez minutos, dos o tres veces por semana, podemos notar los numerosos beneficios que tiene sobre el cuerpo.
Beneficios de tomar el sol
El principal beneficio es que la radiación solar es la fuente más importante para obtener vitamina D, que nos permite absorber el calcio en los huesos. Aunque podemos obtenerla a través de la dieta con alimentos como la leche, el sol nos aporta un 90% de esta vitamina.
La exposición solar también está indicada para prevenir enfermedades de la piel como la psoriasis, que afecta sobretodo a codos, rodillas y cuero cabelludo. Además, evita el trastorno afectivo estacional, un tipo de depresión que se produce cuando pasamos mucho tiempo en climas fríos.

Y, también en relación a la piel, el sol también puede ser un aliado contra el acné, ya que tiene efectos antiinflamatorios y antibacterianos, con lo que se reducen sus lesiones.
Peligros de tomar el sol
Por otro lado, tomar el sol también puede tener sus riesgos. Para hablar de estos peligros, hay que aclarar que estos se producen con una exposición prolongada sin protección, lo que se produce especialmente en verano.
Esta exposición excesiva se relaciona con una mayor incidencia de cáncer de piel, quemaduras solares y envejecimiento cutáneo, con aparición de arrugas y manchas solares. También afecta a la salud de los ojos, puesto que un 20% de los casos de cataratas se deben a la radiación solar. En exceso, el sol puede tener un efecto inmunosupresor, que favorece las infecciones como el herpes labial y disminuye la efectividad de las vacunas.
Además, al tomar el sol baja la tensión, ya que se produce una vasodilatación que ayuda a disminuir la temperatura del cuerpo. Como consecuencia de ello, la tensión arterial es generalmente más baja en verano que en invierno. Esto puede ser un riesgo para aquellos que de por sí ya la tengan baja, pero para los casos contrarios, puede ser una ayuda.

¿En qué situaciones no se debe tomar el sol?
Sabiendo estos riesgos, hay situaciones en las que tomar el sol está contraindicado. Por ejemplo, antes y después de hacerse el láser es recomendable no exponerse al sol, ya que pueden salir quemaduras. Lo mismo ocurre con algunos antibióticos, ya que son fotosensibles y con la luz del sol pueden causar reacciones alérgicas.
También, en el caso de las embarazadas, el sol no puede ser perjudicial para el feto, pero se recomienda una exposición controlada. En general, la recomendación es no tomar el sol más de media hora al día, evitando siempre las horas centrales del día, y vigilando siempre la hidratación y la aplicación de protección solar.
En resumen, son muchos los motivos por los que debes tomar el sol a diario, pero siempre con cuidado y precaución, especialmente en verano y en lugares donde el sol incide con más fuerza.