De media, solo utilizamos entre el 30% y el 40% de las piezas de ropa de nuestro armario. Unas cifras que distan mucho del concepto de moda sostenible y que no auguran nada bueno para nuestro futuro. Pero al igual que ha pasado con otros sectores como el de la alimentación, que en los últimos años ha visto como iniciativas de consumo más local y de proximidad han empezado a plantar cara a las grandes industrias, el sector de la moda también empieza a reinventarse y a buscar soluciones a un modelo de consumo de ropa rápida, absolutamente insostenible a medio y a largo plazo, y altamente contaminante.
Entre ellas, la opción de poner a la venda las piezas de ropa que ya no usamos pero que siguen estando nuevas y que permite alargar muchísimo más la vida útil del producto también está empezando a ganar fuerza y a dejar atrás viejas manías y tabús sobre la reventa. Plataformas como Best for less, una web de compraventa de ropa y accesorios premium de segunda mano, han nacido precisamente para eso, para defender el uso inteligente de la ropa y dar un paso más hacia un consumo sostenible.
Reflexionamos sobre el presente y el futuro del consumo de moda en nuestro país con Carmen Sáenz Varona, fundadora de Best for less.
¿La falta de sostenibilidad es el principal problema de hoy de la industria de la moda?
Desde luego, es uno de los más importantes. Sobre todo, desde el punto de vista de los volúmenes que se están produciendo y consumiendo. Ya hay cálculos que estiman que un consumidor medio compra un 60% de prendas más que hace 10 o 15 años y que en el mundo se consumen 100 mil millones de prendas nuevas al año lo cual supone un 400% más que hace apenas dos décadas. También empieza a haber cifras que confirman que solo utilizamos entre el 30% y el 40% de nuestro armario y que usamos una prenda una media de 5 veces antes de desecharla.
Solo utilizamos entre el 30% y el 40% de nuestro armario
¿Decir que llevamos ropa de segunda mano está dejando de ser un tabú? ¿Por qué lo asociamos con la pobreza?
Es cierto que durante muchos años se ha hecho esa asociación. Hay que saber, además, que a finales del siglo XIX se dieron una serie de cambios económicos e industriales que propiciaron la aparición de mucha ropa usada susceptible de ser donada. Y, efectivamente, en esa época había un gran estigma ya que era ropa vieja e incluso “sucia”.
Sin embargo, en las décadas de los 50 y 60 aparecieron nuevos tipos de consumidores para este mercado, menos centrados en el factor precio a la hora comprar productos ya usados. Tenemos, por un lado, a los homosexuales que tenían que recurrir a tiendas de segunda mano dado que era muy difícil para ellos comprar en las tiendas convencionales; a los hippies que la usaban como manera de dejar claro su desdén hacia la clase media y el capitalismo y, finalmente a grandes artistas de rock como Mick Jagger que acudían a ese mercado con la intención de encontrar artículos vintage y hacerse con vestuarios únicos. Estos, además, ayudaron a crear una “tendencia” entre sus seguidores hacia la compra de ropa vintage y de segunda mano.
Pero, podríamos decir que, aunque a finales del siglo XX y principios del SXXI ha habido verdaderos “amantes” de la ropa vintage que conocían perfectamente las mejores tiendas para encontrarla en Londres o Nueva York, el verdadero boom de la segunda mano ha llegado a partir del 2009.
Podríamos decir que hay 4 factores fundamentales en la explosión que estamos empezando a vivir: el avance del digital, que ha permitido profesionalizar el sector con la creación de verdaderas plataformas de intermediación; la crisis de 2009, que motivó a los vendedores y los compradores a acudir a esas tiendas; y el overstock creado en nuestros armarios por el crecimiento del consumo de los últimos años que nos obliga a buscar maneras de hacer hueco para seguir comprando. Está claro que “la segunda mano es el nuevo outlet de la moda”; la sostenibilidad que cada vez nos hace ser más conscientes de la necesidad de consumir de manera responsable y buscar alternativas que nos permitan ser menos nocivos con nuestro planeta.
¿Por qué nos cuesta tan poco comprar discos, libros, juguetes, electrodomésticos o coches de segunda mano, pero tenemos tantos reparos en comprar ropa ya usada?
Bueno, esto tiene mucho que ver con el contacto que tenemos con los diferentes productos y nuestra relación con ellos. Dicho esto, y con datos que confirman que, como decía antes, la ropa se pone una media de entre 3 y 5 veces antes de desecharla, cada vez somos más conscientes de que muchísima de la ropa que llega al mercado de la segunda mano está casi nueva y, sin duda, “merece una segunda oportunidad” antes de ser desechada. Y esto está ayudando a cambiar mucho la mentalidad de los clientes, y además de manera muy rápida.
No olvidemos, además, que estamos en plena expansión de la “economía del uso” alejándonos poco a poco de la necesidad de poseer y eso está cambiando nuestra manera de consumir.
¿En qué beneficia la reventa de ropa a la vendedora y a la consumidora? ¿Y al planeta?
Voy a empezar por el planeta, si me lo permitís, que es quien más lo necesita. Con la segunda mano lo que se consigue es alargar la vida de los productos y optimizar su utilización. Evitar que prendas en perfecto estado acaben en la basura. Y eso, como puedes imaginar, ¡tiene un impacto enorme!
En cuanto a las vendedoras y compradoras. En el caso de las vendedoras, en BEST FOR LESS decimos que nunca fue “tan fácil” ser sostenible y ganar dinero ya que es tan sencillo como buscar en tu armario cosas que no te pones y están en buen estado y ponerlas a la venta. Por otro lado, para las compradoras, además de permitirles consumir moda de manera perfectamente sostenible, les ayuda a acceder a prendas que les gustan o, incluso, “que se les escaparon” con un mejor precio, a vestirse “diferentes”, como hacía Mick Jagge,r por no llevar prendas de esta temporada y, en el caso de BEST FOR LESS, a una selección de productos con precios que van desde los 20 euros, que es nuestro precio mínimo, hasta los 3.000 euros permitiéndoles vestir con ese MIX & MATCH tan de moda hoy en día y encontrando las mejores marcas con los mejores precios.
¿Será esta la nueva revolución ecológica de la década?
Sin duda será de las más importantes. La segunda mano ha venido para quedarse y se dice que, podría superar en los próximos 10 años al fast-fashion. Son muchos factores los que la “apoyan” como decía antes, y la situación que hemos vivido con lo que ello ha supuesto de concienciación y también de incertidumbre económica probablemente acelerará esta revolución.
Algunas defensoras del minimalismo como Lucía Terol proponen crear “armarios cápsula”, que integren, en exclusiva, piezas con las que nos identifiquemos y con las que nos sintamos verdaderamente a gusto. ¿Tenéis algún truco para decidir qué debe quedarse y qué debe descartarse de un fondo de armario?
Bueno, en BEST FOR LESS partimos de la base de que las prendas que no has usado durante toda la temporada, cuando haces el cambio de armario, merecen ser cuestionadas. Si las adoras, puedes darles una segunda oportunidad en tu armario… pero si no, es bueno permitir que tengan esa segunda oportunidad en otro armario.
Dicho esto, también tengo que reconocer que, como mujer que disfruta de su armario, he querido crear con BEST FOR LESS un proyecto que nos apoya a las mujeres a disfrutar y optimizar nuestro armario. Por ello hemos creado una experiencia que permite la compraventa pero que busca inspirar la compra con nuestras tiendas temáticas o las que te presentan productos con las últimas tendencias y, que, además, responde al sueño de muchas mujeres de disponer de su propia estilista, en nuestro caso virtual, para que te asesore sobre las prendas que necesitas comprar y cómo crear looks perfectos con lo que tienes.
Nuestros armarios van a ser una mezcla entre posesión y uso
¿Cómo puede garantizar la seguridad y la higiene en la reventa de ropa una app como Best for less, en tiempos de desconfinamiento?
Hemos creado un protocolo de seguridad para nuestras compradoras y vendedoras recomendando todos los pasos a seguir para poder comprar y vender desde la mayor tranquilidad. Este protocolo está presente en nuestra plataforma y también lo reciben ambas cada vez que compran o venden, para que lo tengan muy presente.
Además, nosotros, por nuestra parte, hemos tenido cerradas las ventas durante casi dos meses y hemos centralizado todos los envíos con MRW para evitar la necesidad de salir de casa para entregar los envíos.
Además de vender la ropa y los accesorios que ya no usemos, ¿eres partidaria de que la ropa que compremos nueva sea ecológica y de proximidad?
Se habla mucho de la moda sostenible y está claro que el sector necesitará evolucionar en esa dirección. Sin embargo, creo que se pueden conseguir muchas cosas, y sobre todo mucho más rápido, con un consumo sostenible vía la segunda mano, el alquiler o simplemente el hecho de comprar cosas de calidad que tengan una larga vida y cuidar tus prendas para optimizar su uso.
¿Cómo imaginas el futuro de la industria de la moda?
Estoy convencida que nuestros armarios van a ser una mezcla entre posesión y uso. Creo que vamos a tener esas prendas, ese 40% que se supone es el que de verdad usamos y adoramos, que queremos poseer y que durará en el tiempo, y el resto, ese 50 o 60% que solo tenemos “por si acaso”, será una mezcla de prendas que compraremos y venderemos y de algunas que simplemente alquilaremos para determinadas ocasiones. Serán prendas que viviremos como “experiencias” puntuales, que nos pondremos 3 o 4 veces y desaparecerán de nuestro armario.