Ducharse más de una vez al día, durante mucho tiempo y aplicarte en exceso productos con un alto contenido en emulsionantes, detergentes o perfumes puede dañarnos. En concreto, el manto lipídico de la piel, que la resguarda de las agresiones externas, y así queda al descubierto y podría sufrir diversas patologías o agravar las pieles sensibles.
Dermatitits irritativa. Tiene lugar por el contacto con una sustancia irritante, como pueden ser jabones, productos de limpieza o tintes, que tienden sobre todo a resecar. Se recomienda una buena hidratación a personas que, por ejemplo por su trabajo, se vean expuestas a este riesgo.
Dermatitis de contacto alérgica. Se da cuando la piel reacciona exageradamente a una sustancia determinada. Puede desarrollarse frente a cosméticos como geles o perfumes, pero también existe la llamada urticaria acuagénica, es decir, alergia al agua, que se suele caracterizar por la aparición de ronchas, picores y habones.
Atopía. Si tienes piel atópica, con sequedad, picor e irritación, tus duchas deben ser muy cortas y optar siempre por productos que no generen demasiada espuma.
¿Te limpias demasiado?
El exceso de higiene no es bueno para tu piel. Te explicamos cuál es la justa medida

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