Estamos en plena temporada de bodas, bautizos y comuniones. Celebraciones en las que nos apasiona reunirnos con seres queridos, pero que también suponen algún que otro quebradero de cabeza. Por ejemplo, lo primero que solemos pensar cuando nos invitan a uno es: ¿Qué me voy a poner? Tendré que comprarme algo nuevo, pero... ¿cuánto me voy a gastar?
Por desgracia, a pesar de tener los armarios llenos hasta los topes, seguimos consumiendo ropa y más ropa. La industria de la moda es una de las más contaminantes, y como consumidores también podemos hacer algo para el cambio. Lo más fácil - y mejor para el bolsillo- para estas ocasiones es alquilar un vestido en vez de comprarlo.
El alquiler de ropa, una tendencia en alza
Aunque todavía pueda parecer raro, el alquiler de ropa ya es un negocio en auge, y no solo hablamos de piezas especiales, sino para el día a día. Si las tiendas de segunda mano ya triunfaban, ahora comienza un nuevo ciclo en el que las prendas usadas no se compran, sino que se alquilan.
En este caso, tiene mucho sentido. ¿Cuántas veces te has vuelto a poner esos vestidos carísimos que compraste para este tipo de celebraciones? O las capas, bolsos y tacones que completaron el look, ¿los has vuelto a llevar? El dress code de estos eventos hace muy difícil que volvamos a utilizar estas piezas.
Por eso, alquilarlas es una opción más inteligente. Además, la mayoría de ellas se pueden alquilar a un precio muy inferior al que tendría la prenda si quisieras comprarla, por lo que tu bolsillo también te lo agradecerá. Y, hoy en día la variedad es tal, que podrás encontrar sin problemas piezas en tendencia y a la última moda.