Hacer memoria de la situación vivida en el último año pasa, de manera inevitable, por el ámbito de la salud mental. Para muchos expertos, esta es la gran consecuencia de la Covid-19. Y no es de extrañar tras 12 meses llenos de incertidumbre y restricciones en los que muchas personas han padecido ansiedad, estrés, insomnio, depresión y otras patologías previas que se agudizaron cuando en marzo de 2020 estalló la pandemia. Un año marcado por los vaivenes y la distancia que, al mismo tiempo, ha puesto de relieve la importancia de cuidar de nuestra mente y nuestro cuerpo ante las amenazas externas. Ya no hay excusa para pedir ayuda cuando tienes los primeros síntomas de ansiedad. Actualmente, los temas relacionados con la salud mental comienzan a desestigmatizarse. Ir a terapia y contar con apoyo psicológico no es ni extraño, ni un caso aislado, al contrario.
Sobre todo, si ponemos en la balanza la idea de que, desde el pasado marzo hasta ahora, hemos vivido unos meses duros, diferentes y para los que, desde luego, nadie estaba preparado. Cada uno de nosotros ha hecho todo lo posible para adaptarse a una situación anómala que ha puesto nuestra salud mental a prueba.
Muchos jóvenes, de hecho, ya han acudido a terapia al haber sido uno de los grupos más golpeados por la pandemia. Según la fundadora del Centro de Psicología Álava Reyes, "en 2005 el 10% de las consultas eran jóvenes, ahora son el 35%". Unos datos que nos desvelan cómo la gestión emocional no es el fuerte de nuestra juventud.
Los jóvenes han sido los grandes perjudicados por la pandemia. La salud mental de este colectivo que ya padece ansiedad o estrés es uno de los compromisos a asumir a nivel global.
Por eso hoy; en el aniversario de uno de los años más peculiares de nuestra vida y de la mano de TherapyChat, plataforma de psicología online, pondremos sobre la mesa los principales problemas que hemos atravesado en España desde el primer mes de pandemia hasta la actualidad. Un repaso por nuestra mente y nuestra resiliencia, esa capacidad de superarnos ante los peligros externos.
Un viaje psicológico de 12 meses
Mucho antes de que la Covid-19 llegara a nuestra rutina, ya había personas con patologías previas que padecían ansiedad, estrés o insomnio. Con la propagación del virus y el confinamiento, desde luego, todas estas alteraciones aumentaron. Pero lo que no podemos olvidar es que, en la etapa pre-pandemia, la mayoría de personas que solicitaban terapia lo hacían por ansiedad. Es decir, que muchos "llegaban a esta situación con el vaso de la ansiedad muy cargado”, tal y como explican desde TherapyChat.
La situación se agravó entre marzo y junio. Estar confinados en casa no fue fácil para muchas personas. El golpe psicológico fue duro al pasar tantos días sin contacto con el mundo exterior, lo que hizo que aumentaran los problemas de pareja y familiares en general. Convivir nunca fue del todo idílico, pero si además le sumamos una pandemia que imposibilita la libre movilidad, la cosa se complica.
“La pandemia afecta al estado de muchas personas, produciendo estrés, ansiedad y demás problemas emocionales que, a su vez, afectan a las relaciones más cercanas, las cuales cierran el círculo volviendo a afectar a nuestro estado de bienestar general”, confirman los expertos de la plataforma online.
Entre julio y septiembre la situación cambió y hasta creamos una etiqueta poco conocida hasta la fecha para nombrar lo que estaba ocurriendo: “nueva normalidad”. Una normalidad que tenía de todo menos de normal, pero a la que nos fuimos adaptando con la obligatoriedad de las mascarillas y el gel hidroalcohólico siempre a mano. Entonces, la ansiedad volvió a colocarse en cabeza y se convirtió en el mayor motivo de consulta. Además, se le sumaron cuestiones de autoestima y de crecimiento personal.
La ansiedad, la falta de autoestima y de crecimiento personal se han vuelto los problemas mentales más destacados debido a la sensación de estancamiento general
Pero no es de extrañar, ya que salir de la burbuja del confinamiento más duro dentro de casa implicaba de pronto lanzarnos al mundo, el cual parecía estar hecho de incertidumbres y restricciones a cada paso. El miedo al contagio era la máxima preocupación de muchas personas en esta etapa, junto a las limitaciones impuestas que generaron una sensación de estancamiento general que, a día de hoy, todavía está latente.
“Esto ha provocado que no existan muchas novedades a nivel personal y que las interacciones con otras personas también sigan afectadas. Nos volvimos más vulnerables a bajadas de autoestima”, comentan desde TherapyChat.
Por último, y con mucho tiempo de por medio, llegamos a la última etapa. Desde octubre hasta el día de hoy hemos vivido con la sensación de una ola de contagios constante. En octubre llegó la primera y en enero, tras las vacaciones navideñas, se produjo el pico más alto de contagios desde que comenzó a propagarse el virus en España.
Una tesitura que ya no solo ha causado ansiedad en la población, si no que se han comenzado a detectar muchos casos de depresión debido en parte a la reducción de estímulos positivos en nuestra vida, por un tiempo tan prolongado. Adicionalmente, la ansiedad cronificada también ha podido generar bajo estado de ánimo, aumentando los casos de la anteriormente mencionada depresión.
¿Y ahora qué? ¿Hacia dónde nos dirigimos?
A las diversas crisis políticas, económicas y medioambientales que hace años que arrastramos, se suma ahora la crisis social y sanitaria que está dejando la Covid-19 en centenares de países. Por lo general, nadie puede predecir qué escenario quedará tras la pandemia. Pero lo que es seguro, y como ya abogan muchos expertos, es que hay cosas que no se pueden repetir. Volver a los diez años de crisis anterior no es una opción. El virus ha hecho grandes estragos en la sociedad, pero sobre todo nos obliga a asumir un cambio que tenga en cuenta otras maneras de vivir, más colaborativas y conscientes, lejos del consumismo acelerado.
Por ejemplo, en lo personal, muchas personas se han dado cuenta en el último año de aspectos de su vida que la prisa de la rutina anterior no les permitía ver. Los silencios, las distancias y las restricciones de movilidad han hecho que valoremos más la compañía y la cercanía de los seres queridos. Un aspecto que, junto al compromiso por la salud física y mental, se ha tornado ya de vital importancia.
“También se ha dado mucha importancia a los temas relacionados con la salud mental desestigmatizando el apoyo psicológico. Eso ha permitido que más personas hayan dado el paso hacia la mejora de su bienestar mental beneficiándose de la ayuda de los especialistas en la materia”, informa la plataforma líder de psicología online.
En el año 2030 la depresión será la primera causa de discapacidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.
A pesar de que muchas personas han tomado conciencia de la necesidad de cuidar de nuestra salud mental, lo cierto es que todavía no debemos bajar la guardia. Según, la Organización Mundial de la Salud, en el año 2030 la depresión será la primera causa de discapacidad en el mundo. Así que; antes de que esto ocurra, antes de que empieces a sentir los primeros síntomas o, incluso si ya los sientes, a continuación, te dejamos con seis consejos para protegerte y atajar lo antes posible esta patología que ya afecta a millones de personas.
Sabemos que lo de la fatiga pandémica es una verdadera lata a estas alturas. Sobre todo, si has perdido el trabajo, si sigues en ERTE o si acabas de terminar la carrera y no sabes hacia dónde tirar. Todos queremos salir, viajar y movernos sin mascarillas ni restricciones. Pero también es importante reconocer que para llegar a disfrutar de todo esto primero tenemos que hacer un trabajo que implica escucha y consciencia. Comprender que nada de lo que está sucediendo tiene que ver con nosotros, sino con una amenaza externa, de la que tenemos que tomar distancia. La suficiente como para coger fuerza e ir oxigenándonos hasta que todo vuelva a su cauce. Porque volverá, aunque sea bajo la forma de algo que, ahora mismo, no podemos ni imaginar.