Se acerca el verano, llega el buen tiempo y empiezan a desaparecer las restricciones. Tras más de un año con prácticamente todo el mundo afectado por la Covid-19, la llegada de las vacunas y el buen ritmo de vacunación han hecho que, por fin, empecemos a saborear la vida como la conocíamos antes.
Y es que, después de que este pasado 9 de mayo se pusiera fin al estado de alarma, el toque de queda ha desaparecido en la mayoría de las comunidades autónomas españolas. Además, ya podemos visitar a nuestros allegados de otras comunidades, y bares y restaurantes vuelven a abrir hasta medianoche. Tras muchos meses de restricciones, podemos reanudar la vida social con nuestros amigos, volver a visitar a los familiares y disfrutar de unas libertades que hasta ahora han estado limitadas. Eso sí, sin olvidar que todavía hay medidas sanitarias que debemos seguir estrictamente para poner fin al virus cuanto antes.
Ante la vuelta de la normalidad tal y como la conocíamos, es importante saber que los cambios que experimentaremos las siguientes semanas pueden afectar a nuestro cerebro. De la misma manera, el ritmo al que nos adaptemos a una vida sin (tantas) limitaciones dependerá de muchos factores personales: nuestras experiencias durante estos duros meses, las características de nuestra personalidad, las circunstancias familiares o nuestro estado de salud. En definitiva, no va a ser sencillo y debemos preparar a nuestro cuerpo y mente para ello.
Adaptación a los cambios positivos
Según Aída Rubio, Directora del Servicio de Psicología y Psicóloga sanitaria en TherapyChat, “es importante saber que nuestro cerebro necesita tiempo y un consumo extra de energía ante todo tipo de cambios. Y no solo encuentra un reto el adaptarse a cambios que consideramos negativos, como ocurrió hace un año con el estallido de la pandemia y la declaración del estado de alarma; sino que también supone un reto adaptarse a los cambios positivos, como puede ser el fin del estado de alarma y de algunas de las restricciones derivadas”.
Como asegura la psicóloga, es importante tener claro que el cerebro también necesita un periodo de adaptación para asimilar las ‘buenas noticias’. Es algo que ocurre cuando cambiamos de casa, tenemos hijos, cambiamos a un trabajo mejor… Aunque se trate de cambios positivos y deseados, es común sentir una sensación de inestabilidad emocional, estrés o confusión, pues requiere un esfuerzo para cambiar conductas, costumbres y, en definitiva, situarnos en este nuevo contexto.
Por ello, y con el objetivo de llevar este fin de limitaciones de la mejor manera posible, TherapyChat ofrece una serie de consejos para afrontar el proceso progresivamente y cuidando nuestra salud física y mental: