Las vías respiratorias altas y el sistema inmunitario son las primeras vías de entrada a nuestro organismo y pueden estar sometidas a duras pruebas en cualquier estación del año. En estos próximos meses lo seguirán estando y, sobre todo, cuando las temperaturas aumenten. De hecho, su equilibrio, llamado también “homeostasis”, se puede quebrar debido a las variaciones térmicas que suponen los cambios de estación, el aire acondicionado, la calefacción excesiva y estar de forma prolongada en ambientes cerrados.
Es verdad que se ha prestado especial atención a su salud durante la era Covid, sobre todo por la propagación de la variante Ómicron.
La variante Ómicron ha acentuado los síntomas en las vías respiratorias altas como la tos, congestión nasal, cansancio e irritación de garganta
Un estudio llevado a cabo por el sistema sanitario británico (UK Health Security Agency), basado en la observación de 180.000 casos de Ómicron y de 88.000 casos de Delta, evidencia que los pacientes atacados por esta nueva variante presentan síntomas distintos de la anterior.
Precisamente, el dolor de garganta es mucho más frecuente en los casos de Ómicron (53%) que en los de Delta (34%). Por otro lado, la pérdida del gusto y del olfato tan presentes en la primera fase de la COVID-19, parece que hoy son mucho menos prevalentes (un 13% de los pacientes con Ómicron y un 34% de los pacientes con Delta). No hay duda de que la pandemia ha actuado como un catalizador que nos ha hecho comprender lo necesario que es fortalecer la profilaxis personal, una higiene que debe mantenerse ante todos los virus gripales para limitar el riesgo de contagio y la consiguiente difusión de las patologías, sobre todo ahora que estamos reduciendo el uso de las mascarillas al aire libre.
Nariz, boca y sistema inmunitario: interconectados
Cuando hablamos de vías respiratorias, tendemos siempre a prestar poca atención a las dos “puertas” que nos comunican con el ambiente externo: la boca y la nariz. Ambas tienen una notable relevancia dado que, más allá de permitir la gestión de la respiración, actúan como verdaderas entradas para los agentes externos potencialmente nocivos como alérgenos, bacterias y virus, e incluso para las partículas presentes en el medio ambiente. Estas dos vías pueden limitar la entrada de los agentes externos y lo hacen con mecanismos en absoluto banales.
La nariz actúa como un verdadero detector de aire
La nariz tiene la función real de analizarlo químicamente para después humidificarlo, calentarlo y purificarlo para que llegue a los pulmones en las mejores condiciones posibles. Además, gracias a sus propiedades como detector, la nariz reconoce y selecciona alimentos y bebidas y nos ayuda a defendernos de los peligros. Baste pensar en que la nariz nos advierte del humo y del gas. La pandemia ha puesto todavía más de relevancia este papel dado que tantas personas han perdido el olfato y han necesitado semanas o meses para recuperarlo.
Además, gracias al moco y a los cilios presentes, partículas extrañas y microorganismos quedan atrapados en la mucosa nasal. Los estornudos también favorecen su eliminación, limitando así la probabilidad de que entren en el organismo. La boca, gracias a la saliva y a la enzima que la compone (la lisozima), también combate el ingreso de microorganismos indeseados.
Lo que es común a estas dos importantes vías de entrada en el organismo es el moco respiratorio que representa la primera línea de defensa. De hecho, la película que forma este moco es una barrera física contra los agentes externos (contaminación, virus, bacterias...) y contiene adicionalmente numerosas sustancias excretadas por las células epiteliales con actividad antimicrobiana y antiviral con propiedades antiinflamatorias e inmunitarias.
El moco respiratorio que representa la primera línea de defensa
Así pues, para cuidar estos dos órganos, que con su estructura estética contribuyen a que nuestro aspecto y personalidad sean únicos, es necesario actuar preventivamente de manera continuada con una correcta higiene diaria con lavados nasales y orales, respetando otras normas adecuadas como lavarse las manos, evitar su contacto con los ojos y utilizar mascarillas durante los periodos pandémicos o en ambientes insalubres como zonas industriales, ciudades con tráfico muy intenso, lugares con mucho polvo, transportes públicos atestados de gente, etc.

Sustancias naturales Evidence Based: una ayuda para defendernos
Las sustancias naturales también pueden ser una ayuda válida, ahora que, aplicando metodología y tecnología de vanguardia, podemos estudiarlas y entender que resultan útiles como soporte de los mecanismos fisiológicos de defensa de la nariz y de la boca, gracias a mecanismos de acción fisiológica y no farmacológica. Existen estudios científicos de distintos tipos (preclínicos, clínicos y de evidencias reales) que actualmente confirman su seguridad y eficacia.
El hamamelis, el tomillo y la sal gema pueden ayudar en la congestión nasal
La investigación científica ha desarrollado sistemas de sustancias naturales a base de las fracciones tanínica y flavonoica del hamamelis, el tomillo y la sal gema que pueden ser de ayuda también en el caso de congestión nasal. De hecho, la acción astringente local se explica por la interacción específica entre los sistemas de sustancias y las proteínas inflamatorias, especialmente con la bradiquinina presente en los fluidos nasales, determinando su precipitación. Además, se le reconoce otra propiedad que es mantener intacta una barrera nasal epitelial e hidratada la mucosa, fomentando su regeneración.
Se han realizado estudios posteriores en el ámbito metabolómico y de biología de sistemas que han podido identificar sistemas de sustancias útiles, desde una edad temprana, para la protección de la cavidad bucal. Concretamente, la fracción tanínica de la agrimonia, la fracción polisacarídica de la malva y la equinácea y la fracción resinoide de la grindelia son capaces de coadyuvar en la protección de la mucosa oral ante agentes externos como virus y bacterias que pueden ser la causa de infección de las vías aéreas altas.