Cuando dábamos por acabado el 2020, de pronto aparece un 2021 igual de incierto que el año que dejábamos atrás. Lo de tomarse las campanadas e ir en busca de grandes proyectos y objetivos, este año tendrá que esperar o adaptarse de nuevo. Con la perspectiva de una tercera ola de contagios a escala nacional nos preguntamos: ¿Qué pasa si no regresa la antigua normalidad? ¿Sabremos afrontarlo?
Si echamos la vista atrás, desde marzo de 2020 han cambiado muchas cosas. Un estado de alarma que lo transformó todo para evitar la propagación del virus, incluidos a nosotros mismos. Desde entonces, la vida se ha vuelto un continuo adaptarse, dando vueltas y giros inesperados que nos llevaron a cerrar el 2020 con la necesidad de una bocanada de aire lo más pronto posible.
Sin embargo, enero no ha traído nada de esto. Por el contrario, nos invita a adaptar una postura de serenidad mientras observamos de reojo y con desconfianza todo lo que se avecina. De hecho, es muy probable que la incertidumbre continúe estando cerca de nosotros durante un tiempo.
Así que, si el último día del año apretaste con fuerza los ojos y pediste que el virus desapareciese, todavía tendrás que esperar un tiempo hasta que este deseo global se cumpla. De hecho, aquella vida pre Covid-19 ya queda muy lejos y, las actitudes propias de la pandemia, como saludamos desde la distancia o evitar las grandes reuniones, parece que llevan mucho tiempo con nosotros.
Frente a esta situación que, ni si quiera podría tildarse ya de "nueva normalidad" por cómo la hemos integrado en nuestro día a día, queda preguntarse: ¿Y si nada vuelve a ser como antes? ¿Y si esto es un cambio definitivo y tenemos que estar permanentemente preparados para posibles desastres y cambios en nuestro pequeño mundo?
Un buen trabajo es echar la vista atrás y sacar los puntos positivos y las lecciones aprendidas de todo lo vivido.
De hecho, lo que sí es cierto es que la crisis sanitaria arrastra con ella otras como la económica, la migratoria o la medioambiental. Porque si no cuidamos el planeta, tras años de capitalismo productivo y desmesurado, quizá muy pronto; como ya observamos a través del cambio climático, la Tierra nos vuelve a dar otra bofetada.
Por lo tanto, venga lo que venga, tenemos que estar preparados, enfrentarnos con calma a los cambios y ser más resilientes. Es decir, que nuestra fuerza y capacidad personal esté por encima de cualquier crisis.
"Es posible que después de la situación de pandemia que estamos viviendo, se incorporen a nuestra vida nuevos hábitos, pero esto no tiene por qué ser malo. Lo que sí debemos contemplar es que nada permanece para siempre, y antes o después pasará”, explica Laura Palomares, psicóloga y directora de Avance Psicólogos.
Lo que no podemos olvidar, aunque no sea el enero de nuestras vidas y todavía tengamos bien cerca los coletazos de una ola de frío extrema, es que "el ser humano tiene una enorme capacidad de adaptación".
Para facilitar esa transición necesitamos dar sentido y obtener aprendizajes de lo vivido. Es decir que, por mucho que queramos lanzarnos a vivir o a crear proyectos, lo que realmente necesitamos este año es digerir todo lo vivido; además de aprender todas las lecciones que nos está dejando la pandemia.
El desarrollo de la empatía con los demás, la búsqueda del equilibrio entre todos como sociedad y el valor de la tolerancia y la paciencia, forman parte de las lecciones que nos deja la Covid-19.
Ante la incertidumbre de un enero en el que vuelven a aumentar los casos de Covid-19, te dejamos una serie de claves para que, a pesar de la situación, puedas reconectar con tu bienestar y equilibrio.