Cada vez más popular en todo el mundo, el yoga es una práctica milenaria originaria de la India y basada en el equilibrio físico y mental.
Mediante diferentes secuencias de posturas que permiten trabajar la elasticidad, la fuerza y el equilibrio, el yoga tiene beneficios palpables sobre nuestro organismo. Pero no es una simple gimnasia.
El yoga incluye también momentos de relajación y meditación y ayuda a aliviar el estrés, mejorar la gestión de las emociones y recuperar el equilibrio interior. En toda la práctica la respiración juega un papel fundamental.
Existen gran cantidad de tipos de yoga. Estos son algunos de los más populares:
Hatha
Es el más conocido.
Las clases empiezan con ejercicios de respiración a los que siguen los diferentes asanas –posturas– de mayor o nivel dificultad según nuestra experiencia en la práctica.
Las clases acaban siempre con un momento de relajación.
Ashtanga
Es muy dinámico por lo que está recomendado para personas que tengan una buena condición física.
En ashtanga yoga se sigue siempre la misma secuencia de posturas y a medida que se van dominando se va avanzando en la serie.
La respiración juega un papel fundamental. Al acabar la práctica es imprescindible un momento de relajación.
Kundalini
Menos exigente físicamente, la práctica del kundalini yoga engloba ejercicios de respiración, meditación a través del canto de mantras, realización de posturas que trabajan de forma suave la elasticidad y el equilibrio y momentos de relajación.
Bikram
El Bikram yoga es una forma moderna de yoga que a diferencia del yoga tradicional se centra solo en la parte física, es decir en las posturas.
Adapta los ejercicios propios del Hatha Yoga para practicarlos en salas caldeadas a 40 grados de temperatura para aumentar la flexibilidad durante la práctica.
Está desaconsejada para personas que sufran de problemas cardíacos.