Desmentidos ya muchos de los falsos mitos sobre el café, sabemos que esta bebida es un poderoso alimento con un alto poder estimulante y energético, además de ser muy rico en antioxidantes. Lejos de lo que hasta hace poco se creía sobre los efectos de su ingesta, el café nos aporta importantes nutrientes para nuestro organismo como vitaminas B, ácido fólico, niacina, vitamina K, vitamina B12, magnesio, potasio, selenio y la tan conocida cafeína.
De hecho, el poder psicoactivo de esta última es lo que nos hace mantener más despiertos y lo que muchos deportistas utilizan para maximizar su rendimiento durante el entreno.
Ahora bien, ¿podemos tomarlo hasta el infinito? Evidentemente, no. Existen determinadas situaciones en las que deberíamos eliminar o reducir la ingesta diaria de café, ya que sus efectos podrían ser contraproducentes para nuestra salud. Estos son algunos ejemplos:
- Estados elevados de nerviosismo, estrés, ansiedad o insomnio
- Acidez estomacal y/o reflujo
- Determinados problemas cardíacos o palpitaciones
- Hipertensión
- Embarazo
- Problemas de fertilidad
El poder adictivo del café
Uno de los problemas con los que suelen encontrarse los cafeteros es que esta deliciosa bebida engancha, ya que tiene un elevado poder adictivo. De hecho, se estima que, a partir de los 400 mg de cafeína al día, suelen aparecer las dependencias, así como las alteraciones del sueño y del sistema nervioso. Por eso deberíamos evitar sobrepasar este límite, que podríamos fijar en un máximo de cuatro tazas al día.
La toma máxima de café deberían ser cuatro tazas diarias, siempre que no nos resulte contraproducente
Sin embargo, también es cierto que sus efectos no son los mismos en todas las personas, por eso es importante aprender a escuchar el cuerpo, tomando conciencia de hasta qué punto el café puede ser saludable para nosotros y no superando en ningún caso la dosis máxima indicada.
¿Cómo podemos saber dónde está este límite? Poniendo atención a los efectos que sentimos después de su consumo. La mayoría de ellos, tienen que ver con alteraciones del sistema nervioso que se manifiestan a través de distintos síntomas y que pueden extenderse hasta bastantes horas después de la toma. Es por eso que no se recomienda tomar café después de la comida principal del día (especialmente, a partir de las 15.00 h) a las personas que tienen problemas para dormir.