Una vez más, llegamos al 4 de marzo, el Día Mundial de la obesidad. Una fecha que nos recuerda el impacto que puede llegar a tener esta enfermedad en nuestra vida, y que a menudo acaba cronificándose y derivando en muchos otros problemas de salud.
Según la OMS, cuando un adulto sobrepasa el límite de Índice de Masa Corporal (IMC) de 25, se le considera una persona con sobrepeso. Y, si iguala o supera la cifra de 30, entra a formar parte de la categoría de obesidad. En ambos casos, tener un peso corporal tan elevado suele venir acompañado de la acumulación de tejido graso en distintas partes del cuerpo, incluidos los órganos y las vísceras, lo que puede ser un factor que nos predisponga a sufrir enfermedades no transmisibles como:
- Las cardiovasculares
- La diabetes
- Los trastornos del aparato locomotor
- Algunos cánceres
- Estados graves de COVID-19
Evidentemente, se trata de un problema que va mucho más allá de una cuestión estética, afectando tanto nuestra salud física como la mental y la emocional. Por todo ello, tengamos o no sobrepeso u obesidad, conviene que, desde niños, tengamos unos hábitos de vida lo más saludables y activos posibles a modo preventivo.
Las dos grandes causas de este exceso de peso corporal son, por un lado, la sobreingesta de alimentos de alto contenido calórico, ricos en grasas trans; y, por otro, el sedentarismo y la falta de actividad física
Dicho de otro modo: cuando nuestra ingesta calórica supera de mucho nuestro gasto energético, nuestro cuerpo empieza a acumular reservas que no necesita y que pueden llevarnos a estos dos estadios que, preferiblemente, deberíamos evitar.
Así pues, vamos a hacer un repaso de aquellos hábitos imprescindibles que nos ayudarán a luchar o a prevenir el sobrepeso y la obesidad.