El sobrepeso y la obesidad están considerados como dos los principales problemas de la salud pública del mundo moderno, tanto por su creciente difusión como por las graves consecuencias patológicas que comportan.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial, la prevalencia del sobrepeso y la obesidad y el número de personas afectadas han aumentado en todos los grupos de edad y seguirán aumentando durante el próximo decenio: ya en 2020, 38,9 millones de los niños menores de 5 años tenían sobrepeso; 150 millones de niños de entre 5 y 19 años presentaban obesidad; 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso; y, 0,6 millones de adultos eran obesos.
En España, más del 50% de personas padece exceso de peso
En España, según datos de la última encuesta de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), realizada a principios de 2022, el 53,8% de los entrevistados padecían exceso de peso, un 36,6% de ellos con sobrepeso y un 17,2% con obesidad.
Las nuevas costumbres alimentarias y un estilo de vida sedentario han contribuido a este aumento del sobrepeso, favorecido por la predisposición genética a crear reservas de grasa debida a las condiciones en las que ha tenido lugar la evolución de la especie humana.
Por qué hay tanto sobrepeso y obesidad
Nuestra especie se ha desarrollado en situaciones de ausencia de comida y esto ha favorecido genéticamente la capacidad de acumular reservas, dado que en aquellas condiciones resultaba más ventajosa que la capacidad de eliminar el desequilibrio energético entre una ingesta de calorías excesiva y una reducida actividad física.
La raíz de este desequilibrio se encuentra en los cambios experimentados por la sociedad con el crecimiento económico, la modernización, la urbanización y la globalización de los mercados alimentarios.
Los malos hábitos alimentarios y la reducción drástica de la actividad física están detrás de los altos índices de sobrepeso
La alimentación se ha modificado aumentando el consumo de alimentos de alta densidad energética desprovistos de fibras y con un mayor porcentaje de grasas saturadas y azúcares refinados.
Al mismo tiempo la disminución del esfuerzo físico en el trabajo, el transporte automatizado, la tecnología doméstica y el sedentarismo durante el tiempo libre han comportado una drástica reducción de la actividad física. Pero nuestros genes no han cambiado de la misma manera y mucho menos tan rápidamente: nuestra biología sigue priorizando la acumulación de reservas para hacer frente a una posible época de carencias. Lo que nos hace engordar y condiciona nuestra composición corporal.

El sobrepeso y la obesidad: un serio problema de salud
Muchas personas de edad comprendida entre los 18 y los 69 años presentan un exceso ponderal. La creciente difusión de este problema entre la población infantil es particularmente preocupante. El sobrepeso durante la infancia tiene efectos negativos en la salud tanto durante la infancia misma como en la adolescencia y en la edad adulta.
Si un niño es obeso a los 6 años, tiene muchas posibilidades de serlo también de adulto
La mayor parte de los adolescentes obesos sigue siéndolo durante la edad adulta por la mayor dificultad que experimenta para lograr un adelgazamiento estable a causa de vínculos de tipo biológico y psicosocial.
Por lo tanto, es útil intervenir de modo preventivo tratando el sobrepeso incluso antes de la adolescencia.
Las dimensiones que está asumiendo el problema son particularmente graves ya que, más allá de sus inmediatas consecuencias estéticas y sociales, el sobrepeso y la obesidad representan importantes factores de riesgo para las enfermedades metabólicas y degenerativas, como cardiopatías, enfermedades cerebrovasculares, respiratorias y osteoarticulares, diabetes, esteatosis hepática y calculosis.
Circunferencia umbilical también bajo control
Aunque en distinta medida, las personas con sobrepeso y obesas se caracterizan por presentar un exceso de grasa, que se acumula en el tejido adiposo.
Durante mucho tiempo se ha pensado que el tejido adiposo era un simple depósito de las reservas energéticas. En realidad, el tejido adiposo desempeña otras actividades muy importantes, como la producción de unas sustancias biológicamente activas llamadas “adipoquinas”, capaces de regular el metabolismo de las grasas y otras funciones fisiológicas.
Cuando se sobrecarga con un exceso de grasa, el tejido adiposo libera sobre todo adipoquinas de tipo inflamatorio que tienen consecuencias negativas en todo el organismo, aumentando el riesgo de que se manifiesten enfermedades metabólicas y cardiovasculares.
La grasa presente en el abdomen, grasa visceral, es capaz de producir una mayor cantidad de citoquinas inflamatorias que la grasa de las otras zonas del organismo.
Las personas con normopeso también deberían tener bajo control la circunferencia abdominal
Por este motivo, es necesario prestar gran atención no solo a los kilos de más, sino también a la distribución de la grasa y, sobre todo, al valor de la circunferencia umbilical (es decir, la circunferencia del abdomen medida a la altura del ombligo), considerada como un indicador de la cantidad de grasa presente en el interior del abdomen (grasa visceral).
Si tenemos en cuenta estos datos, las personas que se encuentran en un intervalo normal de peso y de Índice de Masa Corporal (IMC) deberían tener igualmente bajo control la circunferencia abdominal, dado que está considerada como un factor de riesgo independientemente del peso.