Es bien sabido que el ejercicio toma un papel importantísimo a la hora de mantener una buena salud física y mental. Cada vez hay más evidencia científica de que parte de los beneficios para el sistema inmunitario y el metabólico que aporta el deporte están mediados por los millones de bacterias que colonizan el tubo digestivo (desde la boca hasta el intestino), lo que se conoce como microbiota.
Es más: en los últimos años se ha podido observar que las bacterias de la boca – que forman el segundo microbioma más complejo del organismo después del microbioma del intestino – también tienen un papel fundamental: “La gran mayoría de las bacterias de la boca son imprescindibles para estar sanos. Solo una minoría produce enfermedades como las caries o la periodontitis. De hecho, estudios previos han demostrado que si inhibes la actividad de las bacterias de la boca, los beneficios cardiovasculares del deporte se reducen”, afirma Raúl Bescós, uno de los autores del estudio sobre el impacto del ejercicio físico en la cavidad oral realizado por investigadores de la Universidad de Plymouth y la Universitat Oberta de Catalunya.
Quisimos revisar qué impacta sobre la microbiota oral y cómo esto puede tener efectos moduladores sobre los beneficios del deporte
El consumo de nitratos, clave
Otros estudios han constatado la relación entre el consumo de nitratos (presentes en vegetales de hojas verdes y remolacha) y el rendimiento deportivo y la salud cardiovascular.
Estudios del propio Bescós y Patricia Casas-Agustench, profesora de Estudios de Ciencias de la Salud en la UOC, indican que el nitrato es una molécula que consumimos con los alimentos o que producimos de manera endógena al hacer actividad física. Además, sirve de alimento para las bacterias de la boca, que a su vez la convierten en nitrito, que acaba aumentando el flujo sanguíneo que llega a los músculos y reduce la tensión arterial.
Es por eso por lo que grandes clubes deportivos incorporan en sus dietas alimentos ricos en nitrato, precisamente porque muchos de ellos tienen una prevalencia de enfermedad oral, que podría relacionarse con la dieta y la hidratación: “los deportistas consumen muchas bebidas azucaras y ácidas que pueden afectar la salud bucal y la abundancia de bacterias. También los hidratos de carbono y productos con mucho azúcar pueden alterar la microbiota oral”, apunta Casas-Agustench.
A la dieta se le suman otros factores como la deshidratación o sequedad bucal, que pueden afectar a la diversidad y la abundancia de microbiota oral, y reducen la protección de los dientes.
Antibacterianos, solo bajo prescripción médica
Otro factor que ha afectado negativamente en el equilibrio de la microbiota oral es el uso de colutorios con acción antibacteriana, como los que contienen clorhexidina, cuando se usan sin prescripción médica. “Cuando se utiliza clorhexidina, los efectos positivos del ejercicio sobre la tensión arterial disminuyen drásticamente”, apunta Bescós.
La salud bucal puede modular la intestinal y viceversa
De la misma manera, ambos investigadores indican que hay una relación estrecha entre el bioma oral y el intestinal: el cerca de un litro de saliva que tragamos a diario contiene una gran cantidad de bacterias orales, muchas de las cuales son destruidas en el estómago por los ácidos, pero algunas pueden resistir al medio ácido del estómago y reproducirse dentro de este, llegando a provocar úlceras.
Estimular la masticación
Según Bescós y Casas-Agustench, “lo mejor para cuidar la microbiota oral y mejorar el rendimiento deportivo es aumentar el consumo de vegetales ricos en nitratos, pero también estimular la masticación”. ¿Por qué? La masticación ayuda a salivar, y la saliva es esencial para regular el pH bucal y la composición y la actividad de las bacterias de la boca.