En los tiempos que corren, muchos hogares se ven obligados a poner poco la calefacción para ahorrar. Pero poner o no la calefacción no debería de depender del dinero, sino de la necesidad. Y lo cierto es que, quienes se pueden permitir poner la calefacción sin tener en cuenta las facturas, a menudo la usan más de lo necesario y mal.
Los expertos recomiendan no tenerla encendida más de 12 horas al día, así como no ponerla nunca por encima de los 23 grados, y los motivos que hay detrás de ello no tienen que ver solamente con el ahorro energético, sino también con la salud.
Cuando se tiene la calefacción puesta durante demasiado tiempo y a temperaturas excesivamente elevadas pueden aparecer diferentes problemas de salud, tales como deshidratación, problemas respiratorios, empeoramiento de las alergias, sequedad de la piel, las mucosas y los ojos, dolor de cabeza o problemas de sueño. Por ello, conviene tenerla puesta solamente durante unas horas y a 21 grados durante el día y no más de 18 para dormir.
La temperatura de confort varía mucho en cada persona, pudiendo existir diferencias de entre 0,2 y 4ºC. Por ejemplo, necesitan más temperatura las mujeres, los individuos acostumbrados a un clima caluroso y las personas delgadas con poca masa grasa. Por ello, una temperatura de 22ºC o 23ºC tampoco tendría por qué estar mal para personas especialmente frioleras. En cambio, los expertos parecen coincidir en que situarla por encima de los 23ºC sí que es un error.
Problemas de salud por el mal uso de la calefacción
Aumenta el riesgo de alergias
Los sistemas de calefacción por convección, que son los más extendidos, se basan en el movimiento de los flujos de aire. Con ello, se arrastra polvo y partículas en suspensión que aumentan el riesgo de alergias.

Perjudica al sistema respiratorio
Cuando la calefacción está muy alta o lleva muchas horas en marcha, el ambiente se reseca en exceso, y con él las fosas nasales, lo que bloquea la producción de moco y propicia el desarrollo de los microorganismos. Así, se desarrollan catarros e infecciones rspiratorias.
Los personas con enfermedades respiratorias crónicas como el asma son las más propensos a sufrir complicaciones. Por ello, si usas la calefacción más de lo debido, es recomendable utilizar humidificadores de ambiente o, si no tienes, poner algún recipiente con agua en diversos puntos de la casa.
Dificulta el buen descanso
Para generar melatonina, la hormona del sueño, el cuerpo necesita bajar un poco la temperatura. Por ello, una temperatura ambiental elevada puede dificultar conciliar el sueño y provocar despertares a media noche. Para tener un buen descanso se recomienda que la temperatura ambiente sea unos dos o tres grados menor que la temperatura diurna.

Puede provocar dolor de cabeza
Si eres propenso a tener dolor de cabeza, tampoco te conviene tener la calefacción a temperaturas elevadas. El calor en un ambiente de poca humedad provoca dolor de cabeza , así como sensación de aturdimiento.
Seca la piel y los ojos
Los cambios de temperatura bruscos y la sequedad ambiental debido a la calefacción aumentan los problemas cutáneos, porque resecan la piel. Además, la sequedad del ambiente también puede resecar la mucosa ocular, provocando irritación, picor y enrojecimiento. Si no se puede evitar estar en ambientes secos o con la temperatura elevada, es recomendable utilizar lágrimas artificiales con cierta frecuencia para hidratarlos.
En definitiva, poner la calefacción no es malo de por sí, pero puede serlo si se hace un mal uso de ella. Por ello, conviene no abusar de este sistema de climatización, y ponerlo siempre a temperaturas adecuadas. Así, no solo eviaremos la aparición de ciertos problemas de salud, sino que ahorraremos energía y dinero.