Como cada año, el último domingo del mes de octubre nuestros relojes deberán retrasarse una hora. El cambio al horario de invierno tendrá lugar exactamente en la madrugada del sábado 30 al domingo 31 de octubre. Una fecha para marcar en el calendario, pero que quizá ya venimos anticipando de manera física y emocional debido al progresivo acortamiento de las horas de luz solar; nos levantamos cuando todavía no es de día y, en ocasiones, llegamos a casa en pleno anochecer tras una larga rutina de trabajo y ocio. De hecho, aunque esta modificación no afecta por igual a todas las personas, no es de extrañar que muchos de nosotros nos sintamos desorientados y confusos durante los primeros días. Más tarde nuestro organismo se regula y acepta que, efectivamente, hemos entrado en la temporada de invierno.
En este sentido, nunca viene mal tener en cuenta algunos aspectos que pueden ayudarnos a sentirnos con más fuerza y energía durante este periodo de transición. Por ejemplo, ya que probablemente llegaremos a casa cuando apenas haya luz, ¿por qué no crear el ambiente perfecto para descansar una vez estemos en ella?
Además, será nuestro propio cuerpo el que nos pida parar y guardar reposo sin que nosotros podamos intervenir. El organismo, o mejor dicho el reloj biológico o ritmo circadiano que todos tenemos, sabe perfectamente que cuando se hace de noche es hora de dormir, mientras que de día los rayos del sol nos invitan a vivir plenamente.
Desde el punto de vista biológico, con la luz del sol, la glándula pineal deja de segregar melatonina. En el crepúsculo disminuye la luz que penetra a través de los ojos y esta información llega a la glándula pineal, que comienza a fabricar melatonina. Es entonces cuando nuestro organismo nos invita al descanso y al recogimiento.
Como sucede con los cambios bruscos en el horario, el organismo necesita un tiempo para ajustar su propio ritmo interno en función de los parámetros día-noche
Como vemos, escuchar nuestras necesidades corporales, así como respetar que quizá a partir de determinada hora estamos más cansados, tiene todo su sentido. Al final se trata de un ejercicio de acompañamiento. Y romper este ciclo implica desajustar totalmente nuestro reloj interno.
“El tiempo externo social está marcado por el horario laboral, comidas, ocio, etc. En España muchas veces seguimos un tiempo que no está adaptado a nuestros ritmos biológicos. Estamos condicionados por lo que dicen las autoridades, y cambiamos la hora según la estación, cosa que no se debería de hacer. Recogemos de la oficina a la hora que nos dicen, y dejamos el ocio para cuando tenemos tiempo, robando horas de sueño”, explican los doctores Eduard y Carla Estivill en el libro El método tokei.
Iluminación y descanso: ¿por qué es tan importante?
Si al despertarnos la parte más externa del cerebro, la corteza, se activa controlando lo que hacemos, al llegar la noche la ecuación se resuelve a través de su contrario: necesitamos que se desconecte. Pero esto no sucede de repente. Muchas veces llegamos a nuestros hogares con la energía de alguna actividad que nos entusiasma o con el estrés derivado de una intensa jornada de trabajo y, entonces, no importa que sea de día o de noche, ya que nuestro organismo todavía está ocupado generando la conocida como hormona del estrés, el cortisol.
Eso sí, siempre que tengamos nuestro reloj biológico en hora, lo normal sería que, llegada la noche, cuando la temperatura de nuestro cuerpo se eleva, produzcamos menos cortisol para poder descansar mejor. ¿Qué pasa cuando esto no ocurre o tardamos más tiempo de lo normal en acompasar nuestros ritmos internos con los externos?
En este caso, lo mejor es ir rebajando el nivel de intensidad y la velocidad con la que hacemos las cosas. De esta manera, conseguiremos sentirnos más tranquilos, preparando así nuestro cuerpo para el descanso. Al mismo tiempo, existen otros agentes ajenos al organismo que también pueden jugar un papel muy relevante en nuestro bienestar como, por ejemplo, el tipo de iluminación que tenemos en casa.

Según explican los doctores especialistas en el descanso, las luces tienen que simular la claridad anaranjada propia del atardecer: “Los leds agresivos de luces blancas/azuladas, tan habituales en las casas a causa de su supuesta eficiencia energética, pueden ser tan perjudiciales como los móviles”.
De esta manera, la habitación perfecta para un buen descanso, no solo necesita estar aislada de ruidos sino contar con sistemas como los flexos de EyeComfort o lámparas LED, de la firma Signify, que se regulan automáticamente y que te permiten cambiar de ambiente en función de tus actividades. Una línea de productos diseñados para ser agradables para la vista y conseguir así el máximo confort visual.
El tipo de iluminación que usamos día a día puede tener un impacto en nuestra calidad de vida. Pero controlar el color y la intensidad de la iluminación a lo largo del día puede mejorar nuestros patrones de sueño
Flexos según la intensidad de tu trabajo
Por ejemplo, si eres de esas personas que trabajan hasta el final de la tarde, seguro que ya te has dado cuenta de cómo cada vez disponemos de menos horas de luz natural. Por eso, para poder seguir concentrado, lo mejor es contar con un buen sistema de luminarias que te permitan leer o escribir tranquilamente a pesar de que sea de noche. Sin embargo, ¿cómo hacerlo sin alterar nuestro ritmo interno y exponerlo a un exceso masivo de estímulos?
Un buen ejemplo lo encontramos en los flexos de EyeComfort, los cuales evitan el deslumbramiento, no tienen peligro de luz azul y, lo mejor de todo, cuentan con un panel táctil para atenuación de 4 niveles. Es decir, que puedes empezar tus tareas con una luz blanca que tenga el máximo brillo para disfrutar de una gran visibilidad y luego pasar a otras de menor intensidad cuando ya quieras dar por terminado tu trabajo. Esto te ayudará a ir entrando en una sensación de paz y tranquilidad a pesar de estar activo.
¡Pero todavía hay más! Signify, que busca el detalle y la calidad en cada producto, ha querido adaptar estos flexos según diferentes propósitos a través de tres lámparas distintas en base a cada uso o valor. Te explicamos qué aportan cada una de ellas:
- Reading desk lamp. Se trata de una lámpara específica para leer, dirigida tanto a adultos como niños. Sus beneficios son clave en el mercado, previene el cansancio visual y cuenta con un nivel de luz razonable, funciones automáticas (como sensor luz diurna), así como luz suave/menos deslumbramiento. Por otro lado, no parpadea ni emite luz azul. Podéis encontrarla en dos modelos: uno 'Smart' (modelo Einstein) y uno 'eEasy' (modelo Robot Pluss).
- Modelo Donutclip (portable desk lamp). En este caso, nos encontramos con una lámpara perfecta para estudiar. Para aquellas familias que tiene hijos, este tipo de luz es ideal porque se puede adaptar a los dormitorios de los adolescentes al ser portátil, recargable y muy sencilla de usar.
- Modelo VDTMate (working desk lamp). Para los que se quedan hasta tarde trabajando, y para evitar que su vista sufra tras mucho tiempo de exposición a la pantalla, esta lámpara es idónea al contar con una luz suave y menos reflectante. Además, no hay parpadeo, ni luz azul y distribuye toda la luz de manera integral por todo el escritorio, no solo hacia la pantalla. Puedes regular hasta 7 tonos de luz según preferencias.

Lo más positivo de este tipo de flexos es que, además de adecuar la luz en función de nuestras necesidades, también siguen una serie de criterios de comodidad, tratando de evitar a toda costa ese tipo de parpadeos o deslumbramientos que pueden trastocar nuestro descanso. Un tipo de bombillas LED hechas teniendo en cuenta el color, el nivel de atenuación y otros factores que pueden afectar al bienestar de los ojos.
En definitiva, lo que buscamos cuando llegamos a casa es una luz que no canse a la vista, y es justo esto lo que nos ofrece esta gama de productos especializada en combinar la calidad de las luminarias, con el diseño y el bienestar. ¿Dónde cuidarnos mejor que en nuestras propias casas? Apuesta por el confort y construye espacios cálidos para disfrutar de una temporada de otoño-invierno focalizada en el descanso.