Año nuevo, vida nueva. Los seres humanos vivimos en relación a los tiempos. Los tiempos nos marcan y nos sirven de referencia tanto para establecer rutinas como para planificar acontecimientos vitales. El día y la noche, las estaciones del año, antes de la boda, después de la carrera… En este sentido, enero se ha convertido, por excelencia, en el mes de los grandes propósitos.
Enero pone el contador a cero y eso trae consigo una nueva oportunidad para transformar nuestras vidas y alcanzar nuestras metas. Todo es posible en enero. Por eso, en el imaginario colectivo estas fechas se presentan idóneas para introducir, o en este caso eliminar, hábitos. Comienza un nuevo año y en la mente de muchos fumadores, hartos de la esclavitud que representa el tabaco en sus vidas, ronda la idea de que este año, esta vez, puede ser la definitiva.
Dejar de fumar: ¿misión imposible?
¿Es tan difícil dejarlo? Más de dos millones de españoles no logra dejar de fumar. Una vez alguien dijo que dejar de fumar era fácil, pues él ya lo había dejado en infinidad de ocasiones. Y sí, es cierto que parece que dejar este hábito que acaba con la vida de más de 8 millones de personas cada año es una tarea ardua; pero nada más lejos de la realidad.
Dejar de fumar es mucho más fácil de lo que la gente imagina, aunque es incómodo, eso sí. Pero hay una gran diferencia entre el dolor y la incomodidad. Dejar de fumar no duele, solo es incómodo. Es curioso, pero nuestro organismo solo tarda entre 3 y 4 días en eliminar completamente cualquier rastro de nicotina de nuestro cuerpo, por lo que el mono físico, la dependencia que genera el tabaco en ese sentido, no suele durar demasiado tiempo, como mucho un par de semanas.
Ser conscientes de esta realidad es imprescindible para entender el papel que juega la mente en todo este proceso de abandono del tabaco. Incorporar un nuevo hábito en nuestra vida es incómodo porque nuestro cerebro se resiste al cambio; y no solo ocurre con el tabaco. Cuando queremos hacer deporte o modificar nuestros hábitos alimenticios, por ejemplo, también sentimos esa incomodidad.

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Cómo dejar de fumar de una vez por todas
Para dejar el tabaco no existe la magia; existe una metodología que comienza cuando el fumador que quiere librarse de las cadenas de la nicotina entiende qué es lo que le está pasando, por qué no le ha servido nada de lo que ha probado hasta ahora y qué herramientas ha de utilizar en este incómodo, que no doloroso, proceso de cambio. Es el precio de la libertad.
Entendiendo que las adicciones, sobre todo en el caso del tabaco, tienen un componente más mental que físico, el trabajo psicológico es crucial para poder abandonar definitivamente este hábito. Sin todo ese proceso, difícilmente alguien podrá dejar de fumar tan solo porque sea día 1 de enero. Insisto, la magia no existe. Detrás de ese día tan trascendente para la vida de un fumador hay una toma de conciencia que ha de estar bien arraigada en la mente de la persona para poder romper esa resistencia al cambio que crea nuestro cerebro.
Desde esta perspectiva, existen dos tipos de exfumadores: los que no fuman y los que han dejado el tabaco. Los primeros no fuman desde el sufrimiento, desde el dolor, y tarde o temprano volverán a caer; mientras que los segundo dejan el tabaco desde la comprensión de su adicción y, en la mayoría de los casos, no desean volver a llevarse un cigarrillo a la boca nunca más.

En mi caso, abandoné este hábito de fumar el 15 de febrero de 2016, hace casi 7 años. Más de 3 millones y medio de minutos han pasado desde mi último pitillo y me siento en paz conmigo mismo. Por eso, como psicólogo y exfumador sé muy bien de lo que hablo: abandonar el tabaco para siempre es una decisión y un compromiso con uno mismo que pasa por comprender que uno no fuma porque el tabaco le guste, sino que lo hace por adicción.
A partir de ahí, entender cómo funciona la psique de una persona adicta a la nicotina es vital para poder poner fin a este hábito que acaba con la vida de más de 8 millones de personas cada año. Ese es el propósito de “El Último Pitillo”, un programa pionero para dejar de fumar en sólo 40 minutos que ha ayudado a cientos de personas a través de un método científico y sin medicación. Guiamos a los fumadores en su proceso de cambio con una visión integradora del comportamiento humano. En concreto, preparamos al fumador para que tenga todas las herramientas necesarias. Para que el día elegido pueda poner fin, definitivamente, a su adicción.